Melania Trump sorprendió este martes con un discurso en el que reconoció el dolor provocado por la pandemia del Covid-19

La primera dama de Estados Unidos ofreció consuelo a las víctimas.

La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, fue el martes la voz de la compasión por quienes sufren por la covid-19, al pedir la reelección de su marido en la segunda noche de una convención republicana donde la crisis sanitaria ha estado ausente.

Melania Trump, primera dama de Estados Unidos, participó el martes en la segunda noche de la convención republicana en busca de la reelección de su esposo,  el presidente Donald Trump.

La exmodelo eslovena reconoció el impacto de la pandemia en el país, durante un discurso desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en medio de una audiencia en su mayoría sin tapabocas y sin distancia social.

Melania Trump, primera dama de Estados Unidos: "Quiero reconocer el hecho de que desde marzo, nuestras vidas han cambiado drásticamente. El enemigo invisible COVID-19 barrió nuestro hermoso país y nos ha impactado a todos. Mi más sentido pésame para todos los que han perdido a un ser querido, y mis oraciones son con los que están enfermos o que sufren".

El tema había estado ausente de los discursos de camapaña republicanos.

Tiffany Trump, la otra hija del mandatario que habló en la convención el martes, llamó a mantenerse "fiel" al sueño americano, amenazado según los republicanos por el candidato demócrata, Joe Biden.

Por su parte, el el secretario de Estado Mike Pompeo participó de la convención parcialmente virtual a través de un mensaje en video grabado en Israel durante una gira oficial.

Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos : "Hoy gracias al presidente Trump, la OTAN es más fuerte, Ucrania tiene sistemas de armas defensivas y Estados Unidos dejó un tratado dañino para que nuestra nación ahora pueda construir misiles para disuadir la agresión rusa".

El discurso de Pompeo, que no tocó temas como Venezuela o Cuba, no sólo será recordado por subrayar la política exterior de Trump con la Ciudad Santa de fondo, sino por difuminar los límites entre diplomacia y política partidaria, algo que la campaña de Biden consideró como un "uso descarado de su cargo para propósitos abiertamente políticos".


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