Mientras tanto, en España se manifestaron en respaldo de los obreros en Venezuela.
El Día de los Trabajadores se conmemoró en otros países con diferentes características.
En París, Francia, se registraron disturbios en la concentración convocada por los sindicatos de trabajadores, a la que se sumó el movimiento de chalecos amarillos y se infiltraron grupos radicales.
La Policía, alertada en días previos de la posibilidad de altercados, había previsto un impresionante despliegue de las fuerzas de seguridad, con más de 7.000 efectivos en las calles, y detuvo a más de 150 personas antes del inicio de la movilización. A lo largo de toda la ciudad se hicieron controles para impedir que los violentos llegaran al centro de la movilización. Con gases lacrimógenos y granadas de dispersión enfrentaron a los manifestantes anticapitalistas y antifascistas con los rostros cubiertos, en el medio de los chalecos amarillos, mientras algunos de los manifestantes respondían con proyectiles.
En España, el acto central por el 1º de mayo tuvo referencias a la situación de Venezuela y a las recientes elecciones generales. La Unión General de Trabajadores expresó su solidaridad con los trabajadores venezolanos. “Nadie puede meter la mano ni el pie en Venezuela”, dijo el secretario general de la central sindical.
Desde la confederación obrera, instaron al PSOE, partido más votado en las elecciones del pasado domingo, a que logre una mayoría progresista para alcanzar acuerdos y hacer frente a la desigualdad y precariedad.
El acto tuvo algo menos de participación que otros años, pero un ambiente festivo y de reivindicación.
