Poco después de aprobar el comienzo de una investigación similar contra Dilma Rousseff, a Eduardo Cunha le allanaron tres viviendas y le fue presentada una denuncia ante la Suprema Corte.
Fueron tres las residencias del presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, que la Policía Federal allanó este martes. Fue a pedido del procurador general Rodrigo Janot, ya que Cunha -que habilitó el inicio de un proceso de juicio político contra la presidente Dilma Rousseff- es investigado por corrupción relativa a Petrobras.
Cunha tiene al menos tres cuentas no declaradas en bancos de Suiza y se sospecha que allí fueron a parar parte de los recursos de coimas cobradas a empresas privadas a cambios de hacer lobby por ellas en licitaciones de la petrolera estatal.
Hasta ahora, Cunha había conseguido evitar a la Justicia gracias al puesto que ocupa en la Cámara de Diputados. En su domicilio en Brasilia, la Policía secuestró tres celulares, una laptop y un iPad. De Río de Janeiro se llevaron un taxi que fue usado por un hombre acusado de repartir dinero de las coimas entre los beneficiarios.
Otro operativo de allanamiento ocurrió en las oficinas que Cunha tiene en Diputados y en la dirección general de la Cámara. Otros dirigentes del PMDB fueron afectados por el operativo.
En las últimas horas, Cunha acusó al gobierno de estar detrás de lo que consideró una persecución por revanchismo. "Suceden cosas muy extrañas con este gobierno, hay que demostrarlo, mostrarlo al público. Mi conciencia está tranquila, soy absolutamente inocente", dijo Cunha.
Este martes, diputados de cuatro partidos presentaron una demanda urgente a la Suprema Corte de Justicia. Afirman que Cunha utilizó a la cámara baja para beneficio privado, para autoprotegerse de las investigaciones y para usar ventajas inconstitucionales. A eso se sumó un nuevo revés contra él: el Consejo de Ética votó por continuar las investigaciones de una acusación que pesa sobre él y que se refiere a la falta de decoro parlamentario por mentir ante sus pares.
