Comenzó la exportación de carne ovina con hueso a Estados Unidos

Se trata de los primeros corderos no vacunados y criados sin contacto con otros animales para garantizar altos niveles sanitarios.

Los primeros 900 corderos que viajan a Estados Unidos como parte del acuerdo firmado con ese país para la exportación de carne ovina con hueso uruguaya, un producto identificado como de alta calidad por las exigencias sanitarias aplicadas en su crianza.

Un campo del secretariado uruguayo de la lana fue el laboratorio para llevar adelante este experimento. Tomando como ejemplo un modelo aprobado internacionalmente por la Organización Mundial para Sanidad Animal que rige para cerdos y aves, Uruguay extrapoló la experiencia a los ovinos en campo y a cielo abierto.

“Hemos instalado un sistema con ciertas medidas de seguridad para dar mayores garantías de que el animal que sale de acá tiene una seguridad sanitaria muy buena, totalmente inocua, de alta calidad como toda la carne uruguaya”, explicó el consultor Jorge Bonino.

Los ovinos llegan desde sus establecimientos de origen y se les realiza una prueba de sangre para determinar que no están infectados. Posteriormente, se los identifica con doble caravana, para tener toda la trazabilidad del animal, y se los coloca en un espacio separado sin contacto con otros animales, para que no se contaminen. Se instala una barrera de siete hilos que los separa junto a un alambrado eléctrico.

Uruguay  es país libre de aftosa con vacunación. Aunque solo se vacunan los ovinos, los corderos pastoreaban junto con las vacas, convirtiéndose esto en un riesgo de contagio. Con la nueva modalidad, está garantizada la sanidad del animal sin vacunación.

“Ningún animal tuvo que ser descartado por motivos sanitarios. Este es un proceso de invernada de los 5.000, capaz que hay un 2 o 3 % que no llega al producto cordero pesado”, señaló el encargado operativo Haroldo Deschenaux.

Esta experiencia tiene un alto valor simbólico, no solamente por los 3.000 ovinos que serán exportados en la primera partida, sino por lo que significa la apertura de mercados sofisticados.

Estados Unidos, que hoy compra a Australia y Nueva Zelanda, paga mejor que Brasil y China, que abonan un precio promedio de 4.000 dólares por tonelada.

La experiencia demandó un trabajo conjunto entre privados y públicos, donde los primeros organizan y financian, y los segundos auditan y certifican los procesos: desde el ingreso al compartimento hasta la faena en frigorífico San Jacinto para sus posterior embarque.

“Los servicios oficiales actuamos como garantes de que se están cumpliendo las condiciones exigidas por los mercados importadores”, contó Gustavo Travieso, del Ministerio de Agricultura.

El objetivo es que el innovador modelo se aplique en los campos de los propios productores de ovinos, que motivados por la apertura de nuevos mercados, se dediquen a la preparación de animales con altas medidas sanitarias. El puntapié inicial, ya se concretó.


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