El análisis de Lessa sobre la aprobación de la ley de medios

La Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley que no estará vigente hasta que se vote en la Cámara de Senadores. Lea en análisis de Alfonso Lessa sobre las repercusiones que tendrá.

Como hemos informado, la cámara baja con el voto de los diputados del Frente Amplio aprobó esta semana la llamada ley de medios. Una ley que recientemente el presidente José Mujica ha calificado como un esperpento. Más aún, el propio presidente, ha dicho que es una ley de vida corta por el efecto de la tecnología. Estableció que en cinco años ya no va a tener vigencia, porque la gente elegirá lo que quiere ver a través de medios que no son solo la televisión. Una realidad que ya existe, y no hay que esperar por ella cinco años.

El proyecto originalmente tenía una meta que todo el mundo comparte, que es hacer más transparente el otorgamiento de ondas de radio y televisión. Pero el proyecto fue muchísimo más allá y se metió, por ejemplo, en los contenidos.
En los últimos tiempos ha tenido algunas tenues modificaciones que no cambian su sustancia y mantienen la idea de que el Estado debe decir a los canales y a las radios lo que deben dar y lo que no pueden dar. Además, dice cómo debe hacerlo.

Estas modificaciones han acompañado a algunos temas que agravaron el proyecto. Ejemplo de esto es que como el gobierno no puede crear cargos doce meses antes de las elecciones, no se crearon los consejos que iban a estar encargados de controlar los contenidos de la televisión y esa tarea se ha trasladado a la URSEC. Esto quiere decir que será el propio Poder Ejecutivo el que será encargado de decir qué se puede dar y qué no.

Todo esto significa una amenaza mayor si se tiene en cuenta que esto será aplicado el año próximo, nada más y nada menos que el año electoral. El proyecto también mantiene un monopolio a favor de Antel que, según advierten los especialistas, requiere de mayorías especiales en el Parlamento.

Es llamativa una ausencia: no dice una sola línea sobre la publicidad oficial, que es el tradicional instrumento de presión en todo el mundo.

Uno podría preguntarse ¿Para qué tanto apuro y por qué tanta energía puesta en este proyecto, que el propio presidente consideró un esperpento de vida corta? Quizás esa respuesta podría estar, más allá de algunos intereses particulares, en los apoyos que siguen teniendo los medios en la sociedad a pesar de las campañas en su contra.

En una encuesta presentada en los últimos días por Interconsult y que coincide en los números con todas las encuestas de todas las consultoras, los medios de comunicación siguen siendo por lejos las instituciones más creíbles para los uruguayos.

La intención de cambiar esta realidad, no cabe duda, es lo que subyace en los promotores más tenaces de esta iniciativa. Este esperpento no es de derecha ni de izquierda, es un proyecto peligroso que puede ser utilizado por gobiernos de cualquier signo, que fue pensado con una cabeza de hace treinta años y que ignora la evolución de la tecnología y el pensamiento liberal de los uruguayos.


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