La banda criminal brasileña "Primer comando capital" había reclutado a más de 80 delincuentes en Uruguay

Las intervenciones telefónicas fueron una herramienta clave para desarticular la primera célula de la organización en Uruguay.

El 30 de julio Inteligencia de Brasil advirtió a Uruguay que el PCC, que domina buena parte del narcotráfico y las cárceles brasileras, armaba un grupo satélite en nuestro país.

La información identificaba al principal contacto.

Era Fernando Fabrasil, un uruguayo con antecedentes por homicidio, rapiñas y narcotráfico, entre otros delitos.

La fiscal Mónica Ferrero ordenó intervenir sus comunicaciones telefónicas, dijeron fuentes de la investigación al diario El Observador.

Esta semana Fabrasil fue imputado y enviado a la cárcel junto a Mario Bentancur, otro delincuente que el pasado fin de semana lideró el asalto a una estación de servicio.

Se dictó rpisión domiciliaria para dos mujeres. Es el primer golpe al intento del PCC de instalarse en Uruguay.

En una de las escuchas, Fabrasil hablaba con la pareja de Bentancur, una ex policía, sobre posibles asaltos en el Santoral de Canelones en los que irían vestidos como policías.

Planificaban rapiñas sucesivas para comprar armas, chalecos y handies. En otro fragmento Fabrasil le dice a Bentancur que vaya a corroborar la calidad de la droga que ingresó de Brasil por Cerro Largo.

Luego hablan sobre ingresar drogas a las cárceles, a través de contactos en módulos del COMCAR, según afirma la fiscal y transcribe El Observador.

Estiman que la organización había reclutado a 84 delincuentes en Uruguay. Se ingresa a través de un “padrino” cuando se tiene una especialización como robo de autos o narcotráfico.

Al ser aceptados pasan a integrar el registro del PCC y reciben una matrícula y un escalafón.

Fabrasil era actualmente “general de la calle”.

El Primer Comando Capital, que tiene más de 100.000 miembros, ya se extendió a Paraguay y Bolivia.


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