El avión fue comprado por el International College en un remate que se realizó en agosto para montar un laboratorio para sus alumnos.
El último vuelo del avión de Pluna fue por tierra y sin alas. Entre autos, camiones, ómnibus y motos, viajó el fuselaje del Boeing 737 por las rutas nacionales. Su traslado lo hizo a una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora, por lo que el tránsito se vio enlentecido.
Montado en un camión de remolque, partió del aeropuerto. Viajó por la Ruta 101, para luego tomar la Ruta 8 hasta llegar al Camino de Los Ceibos, continuar hasta la Ruta 39 y aterrizar en el polo del este.
Una grúa debió seguirlo todo el camino, con el objetivo de levantar el fuselaje en lugares donde su gran tamaño le imposibilitara pasar.
El primer obstáculo a la salida de Montevideo fue el cableado bajo. Antes de salir debieron poner un caño en el techo del camión. Funcionaría como punta de flecha para levantar los cables en caso de que no pasara.
Otro obstáculo llegó cuando el avión se enfrentó con el peaje. Sus más de cinco metros de alto y varios de ancho obligaron a que debieran implementar un operativo para evitar las barreras y dar la vuelta por una calle que lo rodea. Lo mismo ocurrió en el segundo peaje y un puente.
El avión viajó por partes. Este juves solo fue trasladado el fuselaje. La semana que viene lo harán las alas, la cola y los motores de la aeronave.
Ya instalado en Maldonado, pasará a ser un laboratorio para los alumnos de un colegio, donde estudiarán física, electrónica y robótica.
