Uruguayo que vive en Israel cerca de Gaza muestra cómo es el búnker de su casa: "Tenemos fotos de la familia para alegrar los momentos que estamos encerrados"

Un cuarto de seguridad les permite resguardarse cuando suenan las alarmas, que advierten que un cohete podría caer en la zona.

Por Macarena Saavedra

Con bombardeos por tierra y cohetes por aire, hace una semana comenzó un enfrentamiento entre Israel y Gaza, que ya provocó 210 muertes y cerca de 1.500 heridos. Pero los ataques continúan y desde la ONU advierten que podría desencadenar una "crisis humanitaria y de seguridad incontenible".

En Israel, a dos kilómetros de la frontera con Gaza vive Pablo Leffler, un uruguayo de 64 años que desde hace 40 reside en el Kibutz Ein Hashlosha. Es agricultor. Trabaja en un tambo con 300 vacas y en un campo, que llega hasta la frontera. Vive junto a su esposa, Nili, una mujer israelí de 62 años, hija de argentinos y trabaja en una guardería infantil. Por los bombardeos en la última semana se vieron obligados a permanecer en su hogar.

En su casa tienen un búnker, un cuarto de seguridad que les permite resguardarse cuando suenan las alarmas, advirtiendo que un cohete podría caer en la zona donde se encuentran. Se enteran a través de una aplicación del ejército que tienen instalada en sus celulares o por la televisión, que está todo el día prendida.

"Estamos teniendo una media docena de alarmas por día", dijo a Telemundo Leffler, que contó que dentro de la casa tuvieron que mover de lugar los muebles para correr, porque desde que suena la alarma tienen 15 segundos para encerrarse en el búnker.

En los kibutz "todas las casas tienen cuartos de seguridad", porque "por ley en Israel, desde hace más de 15 años, no se puede construir una casa que no tenga un cuarto de seguridad", aseguró el uruguayo. "El cuarto es muy claustrofóbico cuando está cerrado, pero eso es lo que nos salva", agregó.

Dentro del cuarto de seguridad tienen una cama marinera y dos colchones, agua, vasos, una tele, el mate, un ventilador, una tablet, un teléfono de línea para no quedarse incomunicados y galletitas "para pasar el rato". Solo pueden tener las cosas mínimas, porque el espacio es pequeño. "Tenemos fotos de la familia para alegrar los momentos que estamos encerrados", contó Pablo.

Por la escalada de violencia, esta semana no tuvo permiso para ir a trabajar al campo. Eso le preocupa porque no llueve desde hace más de un mes, no pudo ir a regar y desconoce lo que pasará con los cultivos. "Lo importante es que estamos bien. No han caído misiles dentro del kibutz todavía", dijo. Israel tiene un sistema aéreo de defensa, denominado "Cúpula de Hierro", que a través de un radar les permite identificar y derribar los misiles. Según afirmaron desde las Fuerzas de Defensa de Israel es eficaz en un 85% de los casos.

Para comprar los artículos básicos y alimentos necesarios para esta semana fueron al almacén que hay en el kibutz. Las rutas están cerradas por peligro de misiles, en los tramos que se ven desde Gaza.

En el kibutz Ein Hashlosha viven cerca de 80 familias, unas 400 personas. Pero según contó Leffler, las familias se trasladaron a una localidad en el norte del país porque "es muy difícil estar con niños pequeños encerrados en un cuarto", por lo que "quedó solo la gente mayor".

El uruguayo aseguró que a pesar de que "no se ve una solución muy clara" al conflicto no piensan mudarse. "No nos vamos a ir. Aquí es nuestra casa y nuestra familia", dijo.


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