Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga cerraron su campaña electoral.
Luis Lacalle Pou cerró su camino hacia el balotaje del domingo de la siguiente manera:
Gente que ha vivido batallas electorales, caravanas antiguas, trenes de la victoria, aquellas eternas giras. Y estoy seguro de que vienen a estos actos y ven chiquilines de diez, once, doce, 15, 16, en esa inconciencia de querer ser más grande y uno les dice 'no te apures que ya va a llegar'. Y están militando en la primera línea enamorados de su partido. Una bandera a los hombros en el liceo, en su casa, con sus amigos. Todo eso va pesando arriba de los hombros, va llenando de responsabilidad. Y uno que ya es un joven viejo en esta tarea, 16 años de dedicación exclusiva -y no estoy hablando de la carga horaria, porque esta actividad no tiene carga horaria, uno quiere al país y piensa al país hasta cuando está durmiendo; es una forma de ser, de entender-. Estoy hablándolo de la intensidad: no hay lugar para los que queremos cambiar el país para otra actividad. Solo pensamos en esto y vivimos para esto. Obviamente que ha sido una preparación: en los aciertos y por qué no en los errores. Lo importante no es cometer errores, es aprender de ellos, y que esos errores no generen daño en el otro y solo repercutan en sí mismo. Y esta preparación, si yo les pudiera decir qué siento, siento una serenidad enorme, y una alegría que la verdad que es mucho más grande que yo.
Así habló Jorge Larrañaga en el acto de cierre de campaña del Partido Nacional en la ciudad fernandina de San Carlos:
No pretendemos esconder lo que a nuestro juicio son o pueden ser una hipoteca para miles de compatriotas en todo el territorio nacional, como es la educación, como es la seguridad, el acceso a la salud, el desarrollo nacional integral, entre otros temas que hubiéramos querido discutir, expresar. Y no lo expresamos como un señalamiento de queja. No. Simplemente como una contribución cívica, democrática a la vida del país, en donde tenemos que construir democracia, república, defensa de valores de respeto, de la libertad, que nunca estará definitivamente conquistada, que por ella hay que luchar siempre, como nos enseñara Wilson Ferreira. Yo no expreso que pueda estar en juego, pero me parece un valor esencial, fundamental, en la historia democrática del Uruguay, pero en donde además, gane quien gane el próximo domingo, nadie va a poder arrobarse el derecho de gobernar con soberbia, olvidándose de la mitad del país, de la mitad de los uruguayos.
FOTO: Ignacio Fernández Antía
