El Premio Nobel de medicina va para el biólogo que descifró el ADN de los humanos extintos

De los neardentales logró extraer y secuenciar su genoma con el objetivo de conocer más sobre estos lejanos parientes que la ciencia tenía un poco postergados.

Para desarrollar una nueva disciplina científica, hay que tener inquietudes particulares. Y esto es exactamente lo que le pasó al biólogo sueco Svante Pääbo, que este lunes fue reconocido con el premio Nobel de Medicina.

El camino de Pääbo hacia uno de los mayores galardones internacionales parecía predigitado cuando en 1.982 su padre ganó el mismo reconocimiento en la misma categoría. Para entonces, Pääbo ya estaba completamente influenciado por su progenitor y había dejado atrás su fascinación por la egiptología para dedicarse al estudio de la medicina.

Justo cuando su padre estaba siendo condecorado con el Nobel, a Pääbo lo atravesó una certeza: para lograr algo grande, debía apostar por aquello que lo diferenciaba del resto de los científicos. Así fue que dejó atrás su carrera como investigador de virus y retomó una vieja obsesión, las momias.

Este fue el primer paso para que Pääbo se sumergiera cada vez más en el estudio del pasado. Del análisis del ADN de las momias, saltó al de los fósiles de humanos extintos, como los neandertales -que habitaron el planeta hace 40.000 años-, de los cuales logró extraer y secuenciar su genoma con el objetivo de conocer más sobre estos lejanos parientes que la ciencia tenía un poco postergados.

En 2010 el investigador y su equipo publicaron el genoma completo del ADN de estos homínidos emparentados con los Homo sapiens actuales. Con estos datos se supo que tenían la habilidad de hablar,  gracias a la reconstrucción de las capacidades auditivas de fósiles neandertales.

El genoma también desveló que los Homo sapiens tuvieron hijos con los neandertales de forma recurrente hace decenas de miles de años y que, por esos cruces, todos los humanos llevan un pequeño porcentaje de ADN neandertal en sus células.

Pero eso no es todo. Pääbo fue el primer científico en descubrir, utilizando muestras de ADN, que existió otra especie humana además de las ya conocidas, los denisovanos. Lo increíble es que este hallazgo, que cambió nuestra historia evolutiva, se alcanzó por el estudio del material genético extraído de un minúsculo hueso del dedo meñique de una mano que se cree perteneció a una niña siberiana hace 50.000 años.

Su técnica de análisis genético inspiró también a otros científicos. Una de las investigaciones más conocidas en este sentido se publicó el año pasado, cuando un equipo de expertos replicó la técnica de Pääbo para secuenciar el ADN más antiguo que se recuperó hasta la fecha y es el de un mamut que habitó el planeta hace más de un millón de años.

“El trascendental trabajo de Pääbo dio lugar a una nueva disciplina científica: la paleogenómica. Al desvelar las diferencias genéticas entre las personas actuales y los homínidos extintos, sus descubrimientos permiten investigar qué nos hace genuinamente humanos”, escribieron los responsables de entregarle el premio Nobel.


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