"Que los gritos de angustia no nos vuelvan sordos": Serrat recibió reconocimiento de la UdelaR y criticó "pérdida de valores morales" de la sociedad

"Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para nuestra juventud que necesita reconocerse", dijo el cantautor español que fue homenajeado en el Paraninfo.

El cantautor español Joan Manuel Serrat recibió este miércoles el título de doctor Honoris Causa de la Universidad de la República (UdelaR) en una ceremonia que se celebró en el Paraninfo. "Cada poema, cada canción (de Serrat) debe ser considerada verdadera creación de conocimiento", subrayó el decano de la Facultad de Artes, Fernando Miranda.

En primera instancia, Serrat destacó que este reconocimiento lo hayan recibido también "grandes artistas y amigos" como Mario Benedetti, Eduardo Galeano o Alfredo Zitarrosa. "Me siento tan a gusto que no sé si aquí no faltaría una botella de vino para estar a la altura del acto", dijo entre risas.

"Estoy seguro que cuando la Universidad decidió este reconocimiento, lo hizo con la intención de reconocer los méritos de una persona. Pero deben saber que están haciendo también un reconocimiento a un colectivo de mujeres y de hombres, que han construido su vida a partir del oficio de cantar (...) Gente para quienes el valor y la fuerza de la palabra es absolutamente fundamental y con todos ellos, de todo corazón, comparto este reconocimiento", destacó.

En su discurso, no faltó el humor. "Es algo muy especial que la propuesta haya venido desde el decanato de Agricultura. Yo soy ingeniero agrícola. En la vida jamás me habían reconocido los esfuerzos que hice para obtener el título. El resto ya no tienen nada que agradecer porque afortunadamente para la agricultura no tuve que ejercer y pude dedicarme a otros menesteres que me han dado un gran sentido a mi vida, como cantar", bromeó.

"Un oficio que aprendí de otros, de otros que antes lo aprendieron de otros. Y me hace feliz pensar que, tal vez, con mi trabajo pueda colaborar al aprendizaje de los que siguen", prosiguió. "Soy un hombre profundamente privilegiado. He vivido lo que me gusta y, además, me pagan por hacerlo. Me siento una persona querida y respetada por el gusto de cantar y otra ventaja que tengo es que a menudo me dan mesas en los restaurantes sin tener que guardar turno", contó entre risas.

"Con canciones yo me expreso y me comunico a los demás. Escribo viendo alrededor pero también mirando hacia adentro, escribir es mucho más que el fruto de momentos inspirados", expresó.  "Hay un refrán que dice que 'quien canta a su mal espanta' y es verdad, cantando conjuramos los demonios y convertimos nuestros sueños en modestas realidades; cantando compartimos lo que amamos y enfrentamos aquello que nos incomoda", agregó.

"Las canciones viven en la memoria de la gente, viajan y nos transportan a tiempos y lugares que un día nos hicieron algo más felices", manifestó Serrat. "Algunas de estas canciones son absolutamente personales e intransferibles. Otras aglutinan un sentimiento común y  si el autor tiene suerte acaban convirtiéndose en himnos", señaló. "Todo momento tiene su banda sonora y todos tenemos nuestra canción. Esa canción que uno acaba amando como se ama a sí mismo", afirmó.

Serrat fue crítico con la realidad que le ha tocado vivir. "Un tiempo de confusión y de angustia, de soledad y de falta de referentes. Un tiempo en el que se ha perdido la confianza en el sistema, en sus representantes, en sus instituciones, donde los jóvenes se sienten engañados y los mayores traicionados, donde más que nunca necesitamos los uno de los otros", sentenció.

"En los últimos años ha sido extraordinario el progreso tecnológico que hemos vivido. Los avances científicos que hemos experimentado pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad", retrucó. "Se han producido terribles daños en la naturaleza, muchos de ellos irreparables y es vergonzosa la corrupción que desde el poder se filtra a toda la sociedad. Más que una crisis económica yo diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida", opinó.

"Y, sin embargo, a veces sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla, como si se tratara de una pesadilla en la que tarde o temprano despertaremos. Así espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven los mismos que nos han traído hasta aquí. Es necesario recuperar los valores democráticos y morales", sentenció.

"Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para nuestra juventud que necesita reconocerse y necesita ser reconocida. Tal vez, no sepamos cuál es el camino a tomar pero si sabemos cuáles son los que no debemos volver a tomar. Mientras tanto, que los músicos no paren de hacer sonar sus instrumentos y que los poetas no dejen de levantar la voz. Que los gritos de angustia no nos vuelvan sordos y que lo cotidiano no se convierta en normalidad, capaz de envolver de piedra nuestros corazones", cerró.

En el marco de su visita a Uruguay por su última gira, "El vicio de cantar 1965-2022", Serrat dio su último concierto en la noche de este martes, que tuvo lugar en el Estadio Centenario, ante 15.000 personas. Antes fue reconocido con el Premio Internacional a la Lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad, que entrega la Fundación Mario Benedetti.


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