Patricio Pron, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2019: "Existe un deseo de afecto y proximidad que ninguna app puede resolver, ese deseo que está por delante del sexo"

El autor de "Mañana tendremos otros nombres" dijo que Montevideo "es una ciudad muy literaria, con magníficos escritores".

El escritor argentino Patricio Pron fue galardonado con el Premio Alfaguara de Novela 2019 por su libro Mañana tendremos otros nombres.

En ocasión de la presentación de su libro en Montevideo, el también crítico literario conversó con De la Mancha sobre las paradojas que plantea su novela, su vínculo con Uruguay y la responsabilidad de haber sido premiado por Alfaguara, entre otros temas.


La "mercantilización de los afectos" en la era de las redes sociales: "Las personas se conciben como mercancías"

El disparador de esta novela fue sorprenderme un día en el metro de Madrid, viendo cómo varias personas que no tenían ninguna relación entre ellas estaban descartando o aceptando personas en una aplicación, como puede ser Tínder. Tenían un gesto de aburrimiento, como si una decisión tan relevante como la de escoger tu eventual pareja, quizás, tal vez, la persona con la que vas a pasar el resto de tu vida, fuese tan fácil de tomar y tan rápidamente asumible como simplemente pasar un dedo por encima de una pantalla.

Eso me pareció muy singular y me hizo pensar en el momento tan particular en el que estamos viviendo. Y también en la pregunta o cuestión de cómo es que estamos pensando en el otro y cómo es que el otro piensa en nosotros. Es un momento en el que es muy fácil eliminar a alguien de tu vida.

Hay una especie de mercantilización de los afectos, una visión extremadamente utilitarista, que piensa en las personas y en las relaciones que puede establecer en virtud de la posibilidad de que esas relaciones les sirvan a uno o no. Con un criterio, además, pasajero o circunstancial, con una satisfacción inmediata.

Estamos en un momento histórico, donde es posible tener relaciones sexuales con tantas personas como lo deseemos, y que, además, nos encontramos con ayudas tecnológicas para hacerlo. Sin embargo, al mismo tiempo, los indicadores dan cuenta de un aumento creciente de la sensación de soledad de las personas.

Esta paradoja es una de las muchas que atraviesa el libro y la experiencia de los personajes: ¿por qué las personas estarían solas si ahora podrían estar juntas –al menos, en términos sexuales–? La explicación posible, desde mi hipótesis, es que hay un deseo de afecto, de proximidad, que ninguna aplicación refleja o puede resolver, ese deseo primario que está por delante del sexo.

Las personas se conciben como mercancías. Además, deben ser optimizadas: Internet está lleno de tutoriales de cómo debe ser tu fotografía y cómo puedes mejorarla.

Todos mis libros tienen una parte de documentación. Leí una enorme cantidad de ensayos sociológicos sobre la experiencia amorosa, y textos sobre el nuevo feminismo. Pero también contemplo muchas estadísticas. Muchas personas me prestaron sus propias experiencias al respecto. La percepción de que las prácticas amorosas están cambiando se ve también en las estadísticas.

El vínculo con Uruguay: "Me alegra volver a las calles de Montevideo"

Cuando viví en Argentina trabaja para El País Cultural. En un par de ocasiones aproveché la vecindad para conocer a mis compañeros del diario y Montevideo. Hacía 20 años que no venía.

Me alegra volver a las calles de Montevideo. Estuve en Tristán Narvaja, por ejemplo. Fue magnífico poder volver.

Es una ciudad muy literaria, con magníficos escritores. Uruguay es como un país que constituye un espejo invertido de Argentina. Están enfrentados en un sentido u otro. Hay un enorme tráfico de escritores entre ambas orillas.

La "responsabilidad" de ganar el Premio Alfaguara de Novela: "Este libro y yo estamos por completo vinculados"

Los escritores tenemos una responsabilidad para con los libros que escribimos. Esa responsabilidad pasa por encontrar para ellos la caja de resonancia más importante que podamos encontrar.

En ese sentido, es evidente que no hay una caja de resonancia más importante en el ámbito de la literatura en español como el Premio Alfaguara. Supone una enorme responsabilidad para quien lo gana. Creo poder asumir esa responsabilidad, aunque tenga un costo físico.

Una de las funciones principales de los libros consiste en propiciar conversaciones. No podría renunciar a eso y pretender que el libro viva su vida al margen de la mía propia. Estamos por completo vinculados. Y vamos a vivir un tiempo juntos, estamos tratando de llevarnos bien.

Nunca había escrito una forma de amor. Creo que eso cambia las percepciones que se tienen sobre mi trabajo. Me he propuesto escribir en este libro todo aquello que se creía que yo no podía escribir. Quise demostrarme a mí mismo que podía hacer eso, descubrir terrenos desconocidos.  El premio es una ratificación de que mi intuición de tener que ir más allá estaba acertada.


Sobre Mañana tendremos otros nombres

Viven en Madrid, en la actualidad. Ella es arquitecta, tiene miedo a hacer proyectos de futuro y busca algo que no puede definir. Él escribe ensayos, lleva cuatro años a su lado y nunca pensó en verse soltero de nuevo, en un «mercado» sentimental del que lo desconoce todo.

Por las grietas de su derrumbe como pareja entran las amistades, sus consejos y sus vidas, la mayoría de las veces con más dudas que certezas. Es la generación Tinder, la de unas personas que eliminan a otras con un dedo; una generación en la que todos están expuestos y a la postre desencantados. La ruptura de una pareja también dice mucho de un país, de un momento, de una idea de convivencia. Y la radiografía de los tiempos es dura: padres que lo son por obligación, experimentos de reinvención personal que son performances sin público, unas tecnologías que lo penetran todo, incluyendo la intimidad. Ella y Él, ya próximos a los cuarenta, comienzan a habitar esos nuevos espacios posibles en paralelo, sin desgarros románticos pero con una fuerte añoranza misteriosa que tal vez vuelva a reunirlos.

Mañana tendremos otros nombres es una mirada a las relaciones sentimentales del animal humano desde una óptica sociológica que no excluye la ternura. Es, sobre todo, la gran novela del amor en los tiempos de las redes.


Sobre Patricio Pron

Patricio Pron (1975) es doctor en Filología romántica por la Universidad Georg-August de Göttingen, Alemania. Su trabajo ha sido premiado en numerosas ocasiones, entre otros con el Premio Juan Rulfo de Relato, y traducido a más de media docena de idiomas.

Entre sus obras más recientes se encuentran los libros de relatos La vida interior de las plantas de interior (2013) y Lo que está y no se usa nos fulminará (2018), así como las novelas

El comienzo de la primavera (2008), El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (2011), Nosotros caminamos en sueños (2014) y No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles (2016), el ensayo El libro tachado: Prácticas de la negación y el silencio en la crisis de la literatura (2014) y el libro para niños Caminando bajo el mar, colgando del amplio cielo (2017).

En 2010 la revista inglesa Granta lo escogió como uno de los veintidós mejores escritores jóvenes en español. Recientemente fue galardonado con el Premio Alfaguara de Novela 2019.


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