"La crónica policial no es fácil, tenés al ser humano descarnado, sin piel"

En Desayunos Informales recibimos al cronista policial Aureliano "Nano" Folle. Nos habla de sus comienzos en la televisión, de la presentación de su libro y de duras experiencias que le tocó atravesar a lo largo de su carrera.

Algunos de los cuentos de Nano Folle en Desayunos Informales

La crónica policial tiene mucho de humor, aunque no siempre podés ponerlo, no siempre podés mostrarlo, hay que dejarlo quieto. El ser humano en el momento más crítico es cuando pisa la banana.

Yo empecé en la radio y un día apareció esto: el tema de la cara, de la imagen. La crónica policial llegó de milagro, yo quería entrar en Subrayado de periodista, se fue Toyos de Canal 10, yo estaba en "Dale con todo", me ofrecieron crónica policial y no me gustó nada. A la salida me encontré con un amigo que me dijo: los grandes escritores uruguayos pasaron por la crónica policial. Al otro día acepté. Ni siquiera consulté con mi mujer.

Si me preguntás la diferencia, es nada más que un periodista de otra área puesto en la crónica policial. Yo no tenía los ritos típicos de la crónica policial, que yo los aborrecía además. Me acuerdo de las peleas que tuve con mi camarógrafo, cuando discutíamos si había que llevar o no una botellita o un paquete de yerba al comisario, yo me negaba.

¿Para qué? Y bueno, así empecé, era un tipo distinto, de pelo largo. Propuse en el canal que para estar haciendo un copete en el 40 Semanas no era bueno que estuviera de traje y corbata, iba a parecer un escenario. Me comí algunas verdes al principio, la crónica policial es todo un universo.

Si bien no es fácil, es intensamente humano. Tenés al ser humano descarnado, sin piel.

La presentación de libro en el Comcar fue muy interesante, ("La otra mirada), con Bonomi al lado.  En ese libro hay cosas muy fuerte, hay hechos de lo que fue la cárcel antes de este gobierno y las reformas que se verán en el futuro. Me costó mucho escribir este libro en computadora, mi mujer me ayudó. Yo lo escribí, avisé en la editorial que lo tenía, una mañana no sé qué tecla toqué y lo borré todo. Hice una crisis de angustia total. Mi mujer me dijo: "pero lo tenés en la cabeza, escribilo de nuevo". Y lo escribí entero. Sirvió para editarlo. Lo escribí en una semana, envuelto en una bata blanca, me levantaba a las cinco y media.

Las mujeres son más peligrosas, matan más feo. La mujer cuando mata es brava. Tuvimos un evento en la cárcel de mujeres, en Cabildo, un motín espontáneo. Estábamos con un muchacho que trabajaba en Canal 12, que ahora no está más, estábamos haciendo el final del informe y las chicas me pidieron para cantar una canción que tenían, y este joven no tuvo mejor idea que decir: le cantan al Nano y no amí, se armó un pogo y pasamos de esa circunstancia a un descontrol. Se trenzaron entre ellas. Fue pleno descontrol. Fue un evento mágico. Además las cárceles de mujeres son las más olvidades, todas las reformas empiezan en las de hombres. Las condiciones en las que están son complejas.


Las Más Vistas