El diagnóstico del sistema carcelario uruguayo: "Estamos rumbo al hacinamiento crítico para diciembre"

El comisionado parlamentario para las cárceles, Juan Miguel Petit, mostró preocupación por algunos cambios de la LUC y reiteró que hay que seguir un ejemplo como el de la ciudad de Medellín.

Pasó un poco desapercibido por la emergencia sanitaria por el coronavirus pero el Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario, Juan Miguel Petit, presentó hace algunas semanas el informe anual de cárceles. Las noticias volvieron a no ser buenas. De acuerdo al relevamiento realizado por su oficina al menos siete de cada diez personas privadas de libertad están alojadas en lugares que no ofrecen las posibilidades de rehabilitación necesarias para facilitar su reinserción social.

El informe lo presenté y lo llevé después en persona con los jerarcas que tienen que ver con el sistema: los ministros de Trabajo, de Educación, Desarrollo Social, el presidente del Codicen, representantes de ASSE y el Ministerio del Interior.

El informe señala cómo está el sistema carcelario. Tenemos indicadores objetivos a partir de reglas de Naciones Unidas. El sistema, auqnue está lejos de lo que debería ser, nos deberái hacer reflexionar sobre el delito, porque es traumático.

El tema es cómo lidia una sociedad con la violencia, cuál es el mecanismo más adecuado para filtrar esos delitos. Uruguay empezó a tener un sistema penitenciario en 2010. No se le puede achacar a ninguna administración esto, porque es un problema de la sociedad.

Por ser tan grande se vuelve infinanciable. En diciembre tendríamos 13.000 privados de libertad, vamos en camino al hacinamiento.  En el hacinamiento se mide por densidad. Falta de convivencia y actividades hace que se creen grupos. Si no se logra, so se generan desbalances.

Hay lugares donde la carencia de funcionarios es muy grave. Hay lugares donde es muy difícil la gestión y el manejo. Hay cosas con las que estamos en falta de acumulación. Obviamente que faltan funcionarios y gestión. Se requiere presencia en políticas sociales, educación y deporte.

Se requieren recursos y la mirada sobre política pública sobre esto. Tenemos un núcleo muy grande de personas con las que resolvemos la trasgresión social. Hay una nueva dimensión de políticas sociales para neutralizar y lo resumo con una palabra: Medellín.

Lo que hicieron fue tomar las zonas más violentas. La razón de ser del Estado es garantizar la vida a las personas.

El desafío Uruguay lo tiene. Todo ese arco que hace de Cerro Norte a Barra de Carrasco encontramos una cantidad de zonas con dificultades de comunicación, falta de actividades, entre otros. Tenemos tres Montevideos: el costero, el de centro y el periférico. Funcionan como islas.

Muertes carcelarias y rehabilitación

Este año van 21 muertes. Es una cifra preocupante y sigue siendo una señal para trabajar. Mi ilusión es que el Parlamento pueda aportar espacios para acuerdos. Sin acuerdo en grandes temas es difícil avanzar y esto es importante. La violencia de la cárcel después sale a la calle.

Entiendo el sentimiento de quien es víctima de un delito. A nadie le sale el grito del corazón la rehabilitación. Queda rabia e impotencia. El tema es cómo se canaliza. El rol del Estado está ahí.

Estados Unidos, que es el país con más encarcelaciones, estudió y comprobó que más cárceles generan más delito, porque se rompen las familias. Hay que buscar un sistema carcelario eficiente y rehabilitador, donde la persona pueda elaborar un proyecto de vida.

El Estado no está para sacarnos las ganas, sino para construir civilización. Creo que la solución no es más presos, es más intervención e inteligencia del Estado. Que salgan sabiendo leer y escribir, a hacer cuentas y comunicarse, para que no vean su vida deteriorarse.

El Estado no está para visibilizar el ‘ojo por ojo’, está para que haya menos delitos.

Militarización de cárceles

Creo que fue tema de campaña electoral. No me parece que esté bueno, está internacionalmente contraindicado. Si trasladamos el conflicto policía-infractor, habrá más problemas. La intervención tiene que ser técnica. Planteo que haya cámaras y mejores escáneres en los ingresos. Tiene que haber personal técnico, civil y educado.

La seguridad no es tener a la gente hibernando a cinco grados bajo cero. Me pareció interesante el tema de microcárceles, cárceles de máxima seguridad integradas a los barrios. Tenemos que ver cómo se instalan esas piezas para el sistema. Si no se integra, es un archipiélago de cosas distintas.

Estuve en comisión y presenté anotaciones. Me preocupa la ampliación de penas, creo que va a repercutir en el sistema. Me parece que el camino no va por ahí, va por otros lados. Hay que entender que la seguridad profunda implica programas y políticas públicas a más largo plazo.

Las cárceles hay que concebirlas como barrios: tiene que policlínica, parque, plaza, biblioteca y juegos. Si no hay eso, hay delito.


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