El impacto de la pandemia en las mujeres: más llamados por violencia de género, más femicidios y más carga de tareas del hogar

Magdalena Furtado, de ONU Mujeres, detalló cómo el confinamiento amplificó la carga sobre las mujeres a nivel laboral y personal.

El viernes 13 de marzo el gobierno anunció que, finalmente, el coronavirus había llegado a Uruguay. Las primeras medidas decretadas por las autoridades para evitar la propagación fueron el distanciamiento social y el confinamiento voluntario. Por otro lado, se suspendieron actividades económicas –específicamente en locales comerciales, excepto en supermercados y farmacias– y se modificaron formas de trabajo para lo cual, en la medida de lo posible, quedarse en casa no fuera una barrera para seguir con las tareas laborales. ¿Cuáles son los efectos específicos de estas medidas en las mujeres?

Hay muchas desigualdades estructurales en Uruguay que con la pandemia se agravaron en Uruguay. Por ejemplo, el tiempo de las mujeres en cuidados. Se amplió la brecha de hombres a mujeres. Lo pudimos comprobar con una encuesta que hicimos con Opción. El 75 % de los hogares declaró que quien acompañó a los niños en las tareas fueron las mamás. Muchas de esas mujeres trabajaban a distancia, hacían tareas domésticas y esa brecha se amplió más.

Hicimos un seguimiento para la línea de atención a violencia de género. Hubo un aumento del 80 %. Los centros, que son lugar de contención, también estaban cerrados. Recordemos que en Uruguay la mayor prevalencia de violencia es en los hogares.

Hicimos un análisis por nivel educativo. La brecha aumentó en lugares con menor nivel. En nivel educativo medio aumentó para ambos pero más en mujeres.

Preguntamos qué pasó con el trabajo remunerado con los adultos. Hubo sectores con mayor impacto como servicios personales, comercio o turismo. También hay más mujeres en sector público, por lo que hubo balance.

Hubo una conclusión interesante. Quienes hicieron más ajustes fueron las mujeres. Hay que preguntarse si se debe a condiciones de oferta o decisiones en el seno del hogar.

Notamos que hay mayor reducción de horas trabajadas para las mujeres. Vemos que hay más mujeres trabajando en la casa y más horas en lo remunerado. No sabemos si era porque el sector se lo permitía o si al poder quedarse en casa se optó para que pudieran estar cerca de los hijos.

Licencias

Cuando se pongan cláusulas que puedan beneficiar los cuidados, que esas sean para varones y mujeres. Muchas veces se va con la preconcepción de que es solo para ellas.

Después de evaluar cinco años de la implementación de la ley- entre 2013 y 2018 - UdelaR encontró que el 70 % de las mujeres se tomó la licencia y solo lo hizo el 4 % de los papás.

La decisión tiene que ser absolutamente libre pero tiene que haber conciencia de esa. Hay que reconocer que mientas las mujeres asumen en su mayoría la carga de trabajo doméstico, obviamente no pueden desarrollar todo su potencial y tener autonomía económica. Las mujeres realizan trabajos que son dos tercios no remunerados. La violencia y la autonomía económica son dos caras de la misma moneda. Hay que dejar de normalizar que en el covid hay que ajustar y que mamá esté más cerca de los niños. Hay que dejar de normalizar que las licencias de cuidados solo las tomen las mujeres.

Vean que en los países desarrollados está más normalizado que los padres se pidan las licencias. Tenemos que ir hacia una sociedad más igualitaria.

Por eso el Sistema de Cuidados es crucial. Además de mejorar condiciones de empleo, lo que hace es repartir la carga entre familias, Estado y mercado.

Uruguay en la región

Uruguay en términos de brecha no está muy lejos. En violencia, América Latina es la que experimenta mayores tasas de violencia. Vimos que todos los llamados a emergencia y números de femicidios aumentaron. El confinamiento provocó mayores riesgos. En tareas de cuidados, las mujeres fueron las que cargaron más. El análisis que hicimos fue solo en hogares con hijos de hasta 18 años.


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