El retrato de la explotación sexual infantil: "Tenemos que darnos cuenta que podría ser nuestra hija"

La fotógrafa Susette Kok trabajó en un proyecto que recolecta historias de víctimas de explotación sexual.

La explotación sexual comercial es una problemática social que sucede todos los días. Es un tipo de violencia sexual que demuestra una relación de poder, una subyugación, una grave violación de los derechos humanos. Las personas explotadas son, generalmente, mujeres, niñas, niños y adolescentes. En el caso de personas menores de 18 años el consentimiento no es una posibilidad, siempre configura explotación sexual.

Desde Conapees aseguran que esta justificación legitima el accionar de los explotadores y colabora a que estas tramas delictivas se sostengan con impunidad. En promedio, en Uruguay se hacen 350 denuncias por año por explotación sexual infantil, aunque los organismos responsables de combatir esta problemática aseguran que hay un gran subregistro debido a la imposibilidad de denunciar de muchas personas y el poder que ejercen sobre ellas los explotadores.

La explotación pasa en todos lados. Los vemos en el interior del país como en Montevideo. Ahora que están saliendo todos estos casos finalmente me di cuenta. Miedo no tenían que tener porque contaron sus vidas cómo fueron.

Todos los casos de personas fueron explotados de chiquitos y ahora son mayores de edad. Encontré una dificultad grande de poder vivir una vida en libertad. Les pedí que escribieran su sueño y muchos de ellos no sabían escribir, porque a esa edad tenían que aprenderlo pero estaban en ese mundo.

Muchos dijeron que fue la primera vez que veían que estaba mal lo que hacían.

El ojo siempre está en ellos, pero los que se portan mal no son ellos, sino los que consumen. Lo que hicimos fue publicar un aviso en el diario para ver si hombres buscaban eso. Dentro de 24 horas tuvimos más de 200 llamadas.

Andrea Tuana me dijo que no son enfermos, traspasan clases sociales. Tenemos un caso de un hombre que le dio una garrafa a una familia a cambio de acostarse con la hija. Acá fue mucho más fácil hacer entrevistas porque las mujeres estaban mucho más abiertas porque Karina Núñez me ayudó, pero entrar a la prostitución VIP fue mucho más difícil.

En las recorridas sentí el peligro y luego de este proyecto dejé de trabajar por un tiempo. Fue muy fuerte. Pretendía que no me afectara porque tengo cuatro hijos y a mi marido. No me di el lugar para sentir lo que realmente sentía. Tuve una amenaza y ahí vi que este mundo es realmente oscuro. Cuando salió todo esto me calenté y quería entrar de vuelta en esto.

Tenemos que darnos cuenta que podría ser nuestra hija. Hay hombres que no piensan en esto. Creo que hay algo cultural en consumirlo. Muchos me dijeron que plata fácil no es, rápida es.

Voy a leer el testimonio de Sandra, que fue abusada a los tres años: “Siempre lo hice por necesidad. Es un trabajo horrible. A nadie le gusta una persona que no le gusta. Es un asco. No quiero que mis hijas pasen por lo que pasé. Los alejo, no quiero que sean ellos”.


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