Laura Raffo

La relación de nuestro gobierno con el de Argentina y los impactos que ésta puede tener en nuestra economía es un tema que también sobrevuela la campaña electoral.

Es bien sabido que Argentina ha tomado medidas que han perjudicado a nuestra economía: en el pasado con las trabas a los puentes y más cercano, el tiempo con la prohibición de importaciones de productos desde Uruguay y con medidas que afectaron la carga y descarga en el puerto de Montevideo.

Lo cierto es que si bien los vínculos económicos con el otro lado del charco siguen siendo importantes, la relación ya no es tan profunda.

Actualmente, solo el 5% de lo que exportamos tiene como destino Argentina. Se trata básicamente de comercio industrial relacionado al sector automotriz como cables, tractores y asientos. Aunque es un porcentaje bajo, igual Argentina representa nuestro cuarto destino de exportación y hay fuentes de trabajo que dependen de él.

Por otro lado, el 17% de lo que compramos del exterior proviene de este mercado. Le compramos más de lo que vendemos, sobre todo productos químicos y vehículos. Finalmente dependemos mucho de Argentina para la temporada turística ya que el 59% de las divisas que nos entran por esta actividad provienen de nuestros vecinos y ya hemos visto el impacto negativo en la temporada, tanto en ventas como en empleo.

Pero más allá de esta relación económica con Argentina, el mayor temor de efecto contagio está dado por el canal financiero. Todavía está fresco el recuerdo del 2002.

La exposición de nuestro sistema financiero ha cambiado de manera drástica. Por el lado de los depósitos, en el año 2002 los de no residentes eran el 41% y ahora son el 15% (en ambos casos en su enorme mayoría de argentinos).
Por el lado de los créditos también había mucha exposición por préstamos a compañía que tenían operaciones en Argentina y que luego se volvieron morosas. Los créditos bajaron de 18 a 1%.

En conclusión, sin duda el panorama económico de Argentina se ha complicado. Se espera un estancamiento de la economía y una suba generalizada de precios. Si bien esto nos va a afectar por la vía comercial tanto de bienes como de servicios, los canales de contagio son mucho menores que en 2002 y no tenemos que esperar una crisis similar.

 

 

 


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