Los incendios en California ya se cobraron 60 víctimas, mientras más de 600 personas permanecen desaparecidas

La zona del desastre es tan grande, con tantas casas, que es imposible garantizar el orden si se deja volver a la gente.

En Estados Unidos ya suman 60 las víctimas mortales de los incendios en California y el número de desaparecidos se disparó a más de 600.

Hay una lista en la localidad de Paradise que no es de muertos, sino de desaparecidos. Cada día que pasa y esa lista no baja, el trabajo se hace más macabro para cientos de militares y voluntarios de antropología forense que han llegado a esta localidad de California para intentar encontrar a las víctimas del incendio más letal y destructivo de la historia del Estado.

Son los únicos que caminan ya por esta ciudad, entre chatarra, ceniza y un humo blanco asfixiante, como una niebla tóxica permanente. Esa lista tenía 130 nombres este jueves de mañana.

Cuando el sheriff del condado, Kory Honea, dio esa cifra advirtió de que la información cambia cada hora y él no puede garantizar que sea definitiva. En la tarde de ayer la lista se multiplicó hasta las 631 personas.

El sheriff explicó que tenían más recursos a su disposición, por lo que estaban pudiendo revisar llamadas y avisos de búsquedas de familiares de las primeras horas del incendio.

"Quiero que entiendan que el caos con el que lidiamos fue extraordinario", pidió Honea. Las cifras de muertos cambian de la misma manera. El miércoles, estos equipos encontraron ocho cadáveres más, lo que eleva la cifra oficial de muertos a 56.

El jueves, siete más, hasta un total de 63. Todo es provisional. El anterior récord de muertos en un incendio era de 29 y se produjo en 1933 en el centro de Los Ángeles.

Casi todos han sido hallados dentro de las que fueron sus viviendas. El 80% de Paradise, una ciudad de 26.000 habitantes, ha desaparecido, con más de 9.700 casas destruidas. Están cortados los accesos a toda la ciudad y más de 52.000 personas permanecen fuera de sus casas y solo 1.385 han sido acogidas en refugios de la zona.

Mientras haya restos humanos que buscar, y para evitar robos, una semana después de salir con lo puesto nadie puede volver a ver si algún retazo de su vida se ha salvado del fuego.

La zona del desastre es tan grande, con tantas casas, que es imposible garantizar el orden si se deja volver a la gente. Solo militares, policías, bomberos y periodistas conducen por las calles de Paradise.


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