Seguirá pagando los alquileres de sus casas y el subsidio que recibirá será el equivalente a un salario mínimo nacional.
Si bien la idea del Gobierno era que en enero se terminara el programa de apoyo que comenzó en 2014 tras la llegada de los ex presos de Guantánamo, no se lograron los resultados esperados. Hasta ahora, cada uno cobraba una partida de $5.000, la cuarta parte de lo que recibían cuando llegaban al país. También se les paga el alquiler de sus viviendas, que ronda los $18.000.
Cristian Mirza, anexo entre el gobierno y los refugiados, indicó que Cancillería y Presidencia trabajan en los detalles de la prórroga que se concretaría en las próximas semanas. El borrador establece que el subsidio a recibir será por un salario mínimo nacional, estimado en $12.265, y se seguirá pagando el alquiler de las viviendas que habitan actualmente, que vence en los próximos meses.
Según Mirza, el problema que tienen los ex presos para conseguir trabajo en Uruguay es que permanece un estigma en la población respecto a su origen. El sociólogo relató que varias veces concursaron por puestos en empresas privadas y cuando los empleadores veían quiénes eran, los rechazaban.
Una de las cláusulas que se piensa incluir en el proyecto es que en la medida que los refugiados consigan sustento económico, puedan prescindir del subsidio. Mirza indicó que los sirios quieren trabajar y realizaron capacitaciones en varias áreas.
