Sartori fue primero una incógnita y luego una sorpresa que finalmente conquistó el 20% de su partido.
El empresario que nació en Uruguay y creció en Europa, dijo que venía a cambiar la forma de hacer política e irrumpió en el tradicional Partido Nacional y fue protagonista de toda la campaña.
Entre acusaciones, codazos e indiferencia y sin puentes tendidos con ninguno de los otros sectores, Sartori hizo una campaña entre sonrisas y promesas que lo llevaron a recorrer el país y mantenerse en la atención constante de la discusión política.
El domingo esperó los resultados en su sede de la Ciudad Vieja. Quería dar un discurso a sus seguidores pero el ánimo fue decayendo hasta que después de escuchar a Lacalle Pou, decidió dar un mensaje dentro de la sede en donde se comprometió a seguir su carrera política.
42 somos un movimiento que vino para quedarse. Y tengan la seguridad que este movimiento nacional va a seguir creciendo para que la renovación tenga una gran representación de senadores, diputados, intendentes, alcaldes y ediles en todo el país.
Luego Sartori fue a la casa del Partido Nacional. Fue abucheado y silbado al entrar, le costó llegar a la sala del directorio y no hubo bienvenida. Solo una foto.
Luego entre forcejeos subió al estrado cuando Verónica Alonso lo llamó y de pasada dijo que estaba contento con el resultado y que no puso condiciones a Lacalle Pou para la fórmula. “El que gana, gana”, sentenció.
Sartori se paró atrás. Por momentos quiso sonreír y hasta aplaudió partes del discurso de Lacalle. Después, fue el primero en irse.
