Tarjetas de crédito y su uso: ¿cómo obtengo más beneficios y minimizo riesgos?

Lo primero que hay que saber es que las tarjetas de crédito son un préstamo preaprobado, que se tiene que devolver. Por eso, no es aconsejable usar hasta el límite que se tiene aprobado.

Por Malena Castaldi

Antes de que las tarjetas de crédito existieran, allá por mediados del siglo pasado, las personas tenían que enviar un cheque por correo para reservar un hotel, comprar en efectivo los boletos de avión o ahorrar moneda por moneda si querían comprar algo caro.

En 1949 un empresario invitó a un grupo de amigos a almorzar en un elegante restaurante de Nueva York y cuando llegó la hora de pagar, no tenía dinero. En ese momento se le ocurrió crear un cartón que le permitiera al titular pagar sus almuerzos a cuenta del mes siguiente, sin cargar efectivo. Así surgió Diners Club, que podía ser utilizada en una red de restaurantes.

Hoy las tarjetas de crédito son moneda corriente: en Uruguay las usan casi 2 millones y medio de personas. Utilizarlas de manera inteligente es fundamental. Vamos a ver algunos consejos:

Con la tarjeta se tiene el beneficio de no cargar dinero, se puede comprar a distancia o comprar algo ya y pagarlo después. Se puede financiar, es decir, dividir el total en varias veces para pagarlo de a poco. En Uruguay, único país en la región, las cuotas van hasta los 12 y 18 meses.

Pero para eso, lo primero que hay que saber es que las tarjetas de crédito son un préstamo preaprobado, que se tiene que devolver, tarde o temprano. Por eso, no es aconsejable usar hasta el límite que se tiene aprobado (una información que está en la parte superior del resumen de cuentas).

A la hora de pagar, las tarjetas siempre dan la opción de hacer un pago mínimo. Muchos pensamos que cubrimos eso y está todo bien. Gran error. Pagar el mínimo solo significa que vamos a entrar en una bola de nieve porque si nos atrasamos la deuda no solo irá creciendo, sino que será cada vez más cara.

Por eso es fundamental pagar el total de la factura cada mes. Si hacemos esto, entonces nos beneficiamos de la tarjeta: compramos en varias cuotas y sin pagar intereses altos.

Pero si estamos excepcionalmente apretados y no podemos pagar el total, al menos paguemos la mitad. Eso nos recomendó el contador Nelson Chicurel. ¿Por qué? Porque así achicamos la deuda pendiente y minimizamos el impacto de los intereses que van a seguir calculándose y aplicándose desde el día 1 en que hicimos cada compra hasta que efectivamente paguemos.

Por último y no menos importante: ¿para qué compras uso la tarjeta de crédito?

El ideal es que sea de uso excepcional y no frecuente, para compras puntuales, quizás de montos más importantes.

Cada situación es particular y depende del momento que estemos pasando, pero por ejemplo, puede ser conveniente para pagar un electrdoméstico que necesito reponer en casa, pero no para hacer la compra del pan y la leche todos los días.

O puede ser conveniente para, por ejemplo, la computadora que me va a permitir empezar a trabajar hoy, en lugar de esperar a tener la plata mucho más adelante para comprarla, perdiendo la oportunidad de generar dinero desde ahora con mi actividad.

Y esto es clave: nuestra tarjeta de crédito es una carta de presentación. Cómo usamos nuestra tarjeta le dice a los bancos, las financieras y los comercios qué clase de pagadores somos: buenos o malos. Así creamos, mes a mes, lo que ese llama “historial de crédito” personal, un instrumento que se tiene en cuenta cuando por ejemplo necesitamos pedir un crédito para la casa, el auto, un viaje o una reforma.

 


Las Más Vistas