El homicidio de Brissa González: de un operativo de búsqueda a una confesión

El imputado por el homicidio de la niña confesó ante el fiscal del caso haberla asesinado.

El lunes 20 de noviembre Brissa González, de doce años, se despidió de su madre a las 7:30 de la mañana antes de salir hacia la escuela. Caminó desde su casa en Serrato y Elcano, en el barrio Villa Española. A una cuadra estaba la parada en Melchor Ramírez y Elcano. No se tomó el ómnibus y nunca llegó a la escuela 89.

La cámara de seguridad de una panificadora de la calle Serrato mostró cómo se le acercó un automóvil que, ya con ella abordo, dio marcha atrás y pareció irse por Elcano.

Cuando la mamá de Brissa volvió del trabajo a la 13:30, le extrañó que la niña no estuviera. Hizo la denuncia y la búsqueda se extendió de Montevideo a Canelones.

La matrícula del automóvil permitió llegar una casa de Marindia en avenida Del Coral y las algas donde estaba pintado y sin la matrícula de adelante. Con el sospechoso detenido, se centró en él la investigación.

El rastrillaje que empezó en Marindia se extendió a Salinas, El Fortín, Atlántida y Villa Argentina. El peritaje técnico permitió establecer un lugar, en el balneario Las Vegas, donde el vehículo estuvo estacionado dos horas la mañana en que desapareció Brissa. Hacia allí se dirigió la Policía y en pocos minutos encontró el cuerpo de la niña en el kilómetro 51,5 al costado de la Ruta Interbalnearia.

Días después, el ADN del detenido Williams Pintos fue confirmado en un palo que estaba al lado del lugar donde fue enterrada Brissa. En el palo también había ADN de la niña y pintura de la casa donde vivía el imputado en Marindia.

Testigos revelaron luego que unos días antes vieron a Brissa subirse al taxi en el que trabajaba Pintos. Se habían conocido en el chat de una aplicación.

La niña nunca supo que Pintos arrastraba acusaciones por acoso a adolescentes desde que tenía 22 años, en el 2004.

No sabía que fue detenido y procesado, que estuvo internado dos años en el Vilardebó ni que en el 2006 marchó al Comcar por acosar a niñas a la salida de escuelas.

Tampoco sabía que el 14 y 15 de noviembre, menos de una semana antes de la desaparición de Brissa, Williams Pintos intentó hacer subir a dos niñas a su auto en Costa Azul y La Floresta.

Negó desde el principio haber abusado y asesinado a Brissa hasta que las pruebas fueron irrefutables.


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