Un inmigrante cubano que trabaja como cocinero en La Pasiva le salvó la vida a un cliente

Es licenciado en una especialidad médica, pero no ha podido revalidar el título en Uruguay.

Eran casi las 10 de la noche cuando Harold Cuesta estaba haciendo un chivo de salmón en La Pasiva de 18 de Julio y Convención. Sus compañeros le avisaron que un cliente que recién había entrado se cayó y estaba inconsciente.

"Voy a prestarle los primeros auxilios y cuando me acerco me doy cuenta que se había tragado la lengua y estaba sin respirar. Rápido le doy reanimación cardíaca y boca a boca. Estuve alrededor de diez o quince minutos haciéndole y volvió en sí, respiró profundo. Le pusimos de costado para que no haga una broncoaspiración", relató Harold Cuesta.

En ese momento llegó un equipo médico y se llevó al paciente. Harold es licenciado en radiofísica médica. Trabajó en Cuba cinco años como estudiante y cinco años como profesional. "Mi título no lo he podido revalidar acá, me ha sido muy difícil porque económicamente no estoy bien, vivo en una pensión y pago $10.000", contó.

Harold llegó a Uruguay hace cinco meses con su esposa y dos amigos y desde hace cuatro trabaja en La Pasiva. Había salido de Cuba hacia Guyana, cruzó Brasil y entró a Uruguay por Rivera. Decidió emigrar porque no podía mantener a su familia.

No ha podido hacer trámite de residencia porque para eso debería volver a Cuba y no tiene dinero para hacerlo. Tiene una cédula transitoria.

"Yo no estoy acá por problemas políticos, yo estoy muy contento con mi patria. Pero económicamente no vivimos bien los cubanos. Vinimos para poder desarrollarnos económicamente y poder ayudar a nuestras familias, que están allá", finalizó.


Las Más Vistas