Darwin estuvo aquí: 190 años de un viaje por el Río de la Plata que cambió la ciencia para siempre

Con el paso de los años se convirtió en uno de los científicos más influyentes en la historia de la humanidad.

Charles Darwin es probablemente uno de los científicos más influyentes de la historia. Su obra maestra, El origen de las especies, propuso un nuevo paradigma para pensar la ciencia que lo cambió todo. Ese paradigma, apunta a que las especies que habitamos la Tierra no fuimos siempre las mismas, ni tampoco iguales a lo largo del tiempo.

Lo que tal vez no todo el mundo sabe, es que Darwin estuvo en lo que hoy es Uruguay.

Esa visita a este lado del mundo tuvo una fuerte influencia en su teoría evolutiva y en este año se cumplen 190 años del paso de Darwin por el Río de la Plata.

Charles Darwin nació en 1.809 en una familia de la burguesía inglesa. De su infancia se sabe que en 1.819, cuando tenía diez años, Darwin comenzó a interesarse por la observación del mundo natural.

Así es que tiene colecciones de insectos y era muy aficionado a la caza de aves, que luego estudiaba.  Como no tenía muy claro qué es lo que quería hacer con su vida, termina ingresando en 1.825 a la carrera de medicina en la Universidad de Edimburgo.

Los relatos dicen que salió horrorizado de las primeras prácticas de anatomía.

Unos años después, en 1.828, sin un rumbo todavía claro, se apuntó para estudiar para sacerdote influenciado por una familia muy religiosa. Esto tampoco le cerró a Darwin.

Por aquel entonces el Imperio Británico estaba en la tarea de cartografiar el sur de América. Cada expedición llevaba un naturalista y un ilustrador, para tomar registro de todo lo nuevo que se encontraban para luego evaluar si podía servir como recurso.

Es entonces cuando luego de una serie de eventos, el joven Darwin de 22 años terminó embarcado a bordo del Beagle y partió rumbo a América del Sur en 1.831.

En 1.832 el barco llegó al Río de la Plata donde recorre territorios que hoy son Montevideo, Canelones, Maldonado, Lavalleja, Colonia, Flores, Soriano y Río Negro.

En 1835 visitó las Islas Galápagos, una visita muy importante y finalmente en 1836 regresó a Inglaterra.

Es en 1.859 que Darwin publicó El origen de las especies. Demoró 23 años porque quería estar seguro de no cometer ningún error. En su viaje, Darwin empezó a germinar las principales ideas que terminarían por cambiar la ciencia universal para siempre.

“Es un terreno abierto, con ligeras ondulaciones, tapizado de una capa uniforme de menudo y verde césped, en que pastan incontables cabezas de ganado. Hay muy poca tierra cultivada, ni aún en las cercanías de la ciudad”.

Esto fue lo que escribió un joven naturalista de 22 años en su diario cuando pisó por primera vez el territorio uruguayo en 1832. Este joven se llamaba Charles Darwin. Y si bien era un absoluto desconocido cuando llegó al Río de la Plata, con el paso de los años se convirtió en uno de los científicos más influyentes en la historia de la humanidad.

Darwin llegó a este lado del mundo como parte de una misión que no perseguía un fin científico en sí mismo, pero una vez aquí, los ojos de Darwin se abrieron para siempre. Aún así, el proceso que tuvo que pasar Darwin para llegar a ser Darwin, se tomó su tiempo.

En ese proceso es que él comienza a ver cosas que antes no había visto o que no conocía. Además, no olvidemos que Darwin llega a tierras uruguayas en 1832 y que el paradigma, no solo científico, es el creacionismo. O sea, todo estaba creado por Dios, por lo divino.

Empieza a ver una cantidad de cosas que no cerraban con ese modelo.

Desafiar esa idea de que Dios no había creado todas las cosas era arriesgado, podía quedar como un loco o un hereje. De todas formas, existieron antes de Darwin algunos evolucionistas que ya proponían ideas diferentes sobre el origen de la vida y le allanaron el camino.

En ese viaje que hizo acá por el Río de la Plata, empezó a ver algunas cosas y esas cosas empezaron a sembrar cierta semilla de duda.

Lo primero que lo llevó a pensar diferente fueron, en definitiva, las piedras. Darwin venía leyendo a un geólogo que proponía, en base a la observación de rocas, sedimentos volcanes y montañas, que la Tierra tenía que ser mucho más antigua de lo que se creía hasta ese momento porque todas esas formaciones geológicas se producían por fenómenos químicos y físicos que requerían muchísimo tiempo.

Mediante pequeños cambios a lo largo de miles y miles y millones de años se podía formar una montaña. Entonces esa idea en Darwin quedó fijada. Las cosas pueden cambiar poquito a poquito, con el tiempo. Nada de lo que vemos fue siempre como lo vemos.

Esa idea se reforzó cuando Darwin se topó en Uruguay con un fósil de cráneo de gliptodonte.

Este cráneo y la observación de mulitas, un pariente lejano de los gliptodontes, y otros animales que eran diferentes en el Río de la Plata que en Europa, o incluso Brasil, se juntaron a más observaciones en Argentina y las Islas Galápagos. Si bien no lo vio con tanta claridad estando en América del Sur, cuando Darwin regresó a Inglaterra, juntó sus diarios de viaje y se puso a trabajar en una teoría que iba a contrapelo de lo que pensaba el resto de la sociedad inglesa.

Un tiempo después condensó todas sus investigaciones en un libro, El origen de las especies, que propone que todos los seres vivos descienden de un ancestro común y que se adaptan, evolucionan, para garantizar su supervivencia.

Darwin también hizo anotaciones antropológicas de tradiciones que ya no existen. Describió muy bien algunas tradicionales del guacho.

El paso de Darwin por Uruguay será celebrado por todo el territorio con una agenda repleta de actividades que se pueden conocer en gub.uy/mec. Pero por fuera de eso, la visita de este científico nos dejó algunos mensajes de los que hoy, 190 años después, todavía podemos aprender.

Lo que vino después es historia conocida. Darwin fue una persona con una visión increíble. Tuvo pálpitos, porque a veces no podemos llamarlo de otra manera.

Creo que lo más importante que tenemos que aprender de Darwin es primero que cuando vino no era el Darwin famoso, o sea cuando Darwin vino Uruguay, no hubo una comitiva grande para recibirlo porque no era nadie, era un jovencito y todas las grandes personas alguna vez fueron un jovencito o una jovencita que nadie conocía. Esa es la primera lección: hay que darle oportunidad a las jóvenes y a los jóvenes.

A nivel biológico, por supuesto, resalta las especies que van mostrando. Y eso para nosotros también es muy importante, porque es un registro de la fauna autóctona que la mayoría a 190 años o un poquito menos, toda la gran diversidad biológica que Darwin pudo disfrutar, ver y registrar hoy está extinta o en riesgo de conservación. Entonces eso también nos habla, nos da una buena lección al presente. Cuidemos un poquito más nuestro medio ambiente. 

Esta persona fue un antes y un después en la ciencia, pero también que uno lo lee y se siente emocionado con esa búsqueda de lo desconocido y también estar preparado a ver lo que no puede ver.

Acá en Uruguay hubo cosas que sirvieron para que Darwin repensara cómo podía ser la vida en el planeta Tierra. Entonces muchas veces tendemos a pensar que estamos como en los márgenes del mundo, pero no, en Uruguay se puede hacer ciencia de la linda y en Uruguay podemos pensarnos preguntas universales de qué es la vida, cómo surgió, hacia dónde va. 

Por eso hago tanto énfasis en decir no, no son 190 años de Darwin en Uruguay, son 190 años de Uruguay en Darwin.


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