Especialistas sobre el cambio climático aseguran que la "ventana de oportunidad" para un futuro habitable en la Tierra "se está cerrando"

Esto quiere decir que todavía estamos a tiempo de rescatar la viabilidad de la vida humana en el planeta, pero hay que actuar rápido. 

En 1988 la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente crearon el IPCC, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

Es un conglomerado de científicos de todas partes del mundo que realizan evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático.

Al mismo tiempo intentan entender  sus causas, posibles repercusiones y las estrategias de respuesta. Desde entonces vienen publicando regularmente informes que cuentan con la colaboración y el aval de 2.500 científicos procedentes de más de 130 países.

Desde que el grupo se fundó, los informes vienen siendo cada vez más urgentes y con varias alarmas.

El último de sus informes, publicado esta semana, advierte que el cambio climático es “una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta” y la “ventana de oportunidad” que la humanidad tiene para asegurarse “un futuro habitable y sostenible para todos” se “cierra rápidamente”.

Esto quiere decir que todavía estamos a tiempo de rescatar la viabilidad de la vida humana en el planeta, pero hay que actuar rápido.

Al mismo tiempo, el informe propone una “guía de supervivencia para la humanidad”. Allí se destaca la urgencia de eliminar los combustibles fósiles.

También aportan evidencia de cómo la crisis climática es también un síntoma de la desigualdad.

La ciencia sabe que el cambio climático es innegable. Saber en qué medida está siendo acelerado por la actividad humana y hasta qué punto nuestra especie podrá adaptarse a él, son algunas de las incógnitas que hoy desvelan a los investigadores.

En este sentido, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático es lapidario: nuestra ventana de oportunidad para generar un cambio se está cerrando. Y cada vez más rápido.

La ventana se cierra, detalla el informe, porque esta década -la que comprende entre 2020 y 2030- es fundamental para tomar acciones de mitigación y lo cierto es que nadie se lo está tomando demasiado en serio.

En 2015 se firmó un acuerdo internacional en el que decenas de países se comprometieron a tomar acciones que redujeran el calentamiento del planeta, y desde entonces el cumplimiento de esas promesas no avanza a la velocidad necesaria para que se perciban los resultados necesarios.

Que perdamos esta ventana de oportunidad será responsabilidad de esta generación, pero el informe detalla que las consecuencias no solo las veremos nosotros, sino que tendrán un impacto durante miles de años.

Así, las concentraciones actuales de dióxido de carbono -el principal gas que calienta el planeta- en nuestra atmósfera son las más altas de los últimos dos millones de años. Por lo que esa idea de que la temperatura global del planeta no aumente más de 1.5 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales para finales de siglo, ya es cada vez menos probable. De hecho, la inacción de los gobiernos podría llevar a que la temperatura del planeta no solo no baje, sino que suba 3.2 grados para el fin del siglo.

Al mismo tiempo, el informe detalla que la crisis climática refleja la injusticia con la que funciona nuestro mundo. El 10% de los más ricos producen el 45% de la contaminación. No solo eso, sino que el impacto de esta contaminación podría vulnerar a 3.300 millones de personas que son las menos responsables del problema.

Si bien el informe parece un acta de defunción, también deja un margen para la esperanza al asegurar que se puede limitar el calentamiento. Pero para eso hay que tomar algunas acciones.

Por ejemplo, reducir a la mitad todas las emisiones de carbono de acá a 2030. También que la ciudadanía le exija metas más ambiciosas a los gobiernos, por ejemplo pidiendo que se le ponga fin a las concesión de licencias para que empresas exploten nuevos yacimientos de petróleo y gas. Y por último aumentar el financiamiento de tres a seis veces para la mitigación de los efectos del cambio climático en los países más vulnerables.

Este es un tema muy complejo, y para solucionarlo hay que generar sacudones científicos, tecnológicos, políticos y socioeconómicos.


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