Las impresoras 3D pisaron fuerte hace un par de años y la tecnología sigue avanzando

Consiste en la aplicación de material, puede ser plástico o metal, que se colocan por capas hasta dar forma de un objeto. Puede demorar minutos u horas, según la máquina y el diseño del modelo.

Esta tecnología irrumpió con mucha fuerza en el mercado automotriz, textil, electrónico y también en la medicina como una alternativa barata y accesible a productos que no siempre están a disposición de los usuarios.

Al principio comenzó siendo un juego, pero se hizo de todo con impresión 3D. Desde prótesis humanas, hasta órganos y también tejido para salvar vidas. Su primer uso se aplicó a procedimientos sencillos, como la impresión de placas y tomografías para preparar operaciones.

También tienen un lado malo, primero por la contaminación del plástico. También porque se generaron nuevas drogas en base al montaje de diferentes compuestos químicos. A su vez se hicieron armas que no tienen control, están en un vacío legal y algunas de ellas incluso lograron pasar detectores de metales.

Según un informe de EY Global la industria creció un 28% anual entre 2011 y 2015 y se prevé un crecimiento del 25% para el año que viene.

Se pueden adquirir en Uruguay, hay domésticas por US$ 500 o industriales por hasta US$ 3.000.

Todo parece indicar que las impresoras 3D llegaron para quedarse.  Y así como avanzó el desarrollo de la tecnología, también lo hizo el ingenio de las personas que ahora aplican esta técnica en un abanico muy amplio de posibilidades. En algunos casos los inventos resultan muy útiles y en otros rozan lo bizarro.

Un ejemplo son casas que se fabrican con impresoras 3D. Son una iniciativa de una empresa china llamada Winsu y de otra rusa, Apis Cor. Se fabrican en 24 horas y tienen un costo de diez mil dólares.

También imprimen caramelos. La novedad es que ahora hay varias tiendas en el mundo que permiten personalizar las golosinas. Los consumidores eligen color, forma y sabor y a los pocos minutos los ven cobrar vida frente a sus ojos.

Por otro lado, la industria cosmética también está experimentando en busca de una mayor diversidad en los tonos y colores de sus productos. Para lograrlo se utiliza una aplicación en el celular que envía la información a la impresora que puede imprimir 16 millones de colores distintos.

La última novedad respecto a esta técnica está vinculada con el espacio. La Agencia Espacial Europea logró esta semana imprimir tejido humano y huesos, una conquista que abre las posibilidades de futuras expediciones espaciales, más largas y seguras.


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