La idea de estas herramientas entonces es llegar a donde no llega el intelecto humano.
La supercomputadora Fugaku, desarrollada por el instituto público de investigaciones japonés fue reconocida como la más rápida del mundo.
Fugaku lideró la última clasificación destronando a la supercomputadora estadounidense Summit, diseñada por IBM e instalada en un laboratorio nacional de física nuclear en Tennessee.
La velocidad de Fugaku es casi 3 veces superior que la de Summit. La velocidad de estas supercomputadoras se mide en lo que se conoce como petaflops. Un petaflop quiere decir que la computadora puede hacer mil billones de operaciones y cálculos por segundo. La nueva herramienta japonesa tiene 415 petaflops.
Fugaku alcanzará el 100% de su rendimiento en 2021, pero ya comenzó a ser utilizada para la investigación de la covid-19, en particular para diseñar un modelo sobre la manera en que se esparce el virus.
También, a largo plazo, podría utilizarse en la investigación para desarrollar nuevos medicamentos, nuevas soluciones energéticas e industriales y también para la simulación de catástrofes naturales.
Las supercomputadoras son esenciales para la investigación en dominios como el desarrollo de la inteligencia artificial a causa de su formidable poder de cálculo.
Actualmente, son objeto de una competencia feroz entre las potencias económicas mundiales, sobre todo entre Estados Unidos y China, que entre ambos disponen del 70% de las supercomputadoras más veloces.
