Un oso se intoxicó con cocaína e inspiró una película, pero su verdadera historia refleja un problema para los animales

En los próximos días estará llegando a la cartelera de cine en Uruguay la película “Oso vicioso” o “Cocaine Bear”.

En los próximos días estará llegando a la cartelera de cine en Uruguay la película “Oso vicioso” o “Cocaine Bear”. Se trata de una comedia de terror dirigida por Elizabeth Banks que se estrenó en Estados Unidos hace un mes y ya recaudó US$ 75.000.000.

La premisa de la película es que un oso encuentra un paquete de cocaína en un bosque, la consume y empieza una suerte de cacería sangrienta. La película es pura ciencia ficción, pero está inspirada en un caso real que evidencia cómo el encuentro entre humanos y la vida salvaje. que a veces tiene consecuencias muy duras.

Resulta que en diciembre de 1985 un cazador encontró un oso de 100 kilos muerto en un bosque en el Estado de Georgia (Estados Unidos). Estaba rodeado de bolsas de plástico con restos de cocaína, por lo que se hizo una autopsia y se declaró que el animal murió de una sobredosis.

No hay consenso sobre cuánta cocaína consumió el animal, algunas fuentes dicen entre 2 y 4 kilos, y otras entre 3 y 4 gramos. Lo cierto es que la droga se rastreó hasta Andrew Carter Thornton, un exmilitar experto en paracaidismo.

En paralelo a sus trabajos en las fuerzas de seguridad, Thornton se dedicaba al narcotráfico. En uno de sus encargos saltó desde un avión con US$ 15.000.000 en cocaína, el paracaídas falló y murió.

Dos meses después del accidente, encontraron al oso y la policía ató cabos y concluyó que la droga que faltaba era la que había consumido el oso. Este caso real puede llamar mucho la atención, pero en el fondo es un claro ejemplo de lo que pasa cuando los humanos se entrometen demasiado con el mundo silvestre.

El estreno de la película “Oso vicioso” despertó en todo el mundo un debate acerca de la veracidad de su trama. En ella un oso en estado salvaje se intoxica con cocaína y comienza a causar estragos por todas partes. Y si bien hay consenso sobre que una reacción como la de la película es imposible, sí despertó varias preguntas respecto a los animales y el consumo de drogas recreativas para humanos.

Lo que se puede afirmar, según un artículo publicado en la revista científica New Scientist, es que los animales pueden drogarse “con tanta facilidad como los humanos”. Aunque el estudio asegura que no se conoce a ciencia cierta qué tipo de subidón experimentan las otras especies cuando consumen.

Los datos surgen a partir de la observación de animales interactuando con drogas tanto en laboratorios como en el mundo natural. Así se pudo concluir que, luego del consumo, los animales pueden comportarse de manera errática, adormecerse e incluso morir.

Un ejemplo son los canguros de las regiones de Australia en las que se cultivan amapolas para producir el opio que utiliza la industria farmacéutica. Es recurrente que los animales ingresen a los campos para masticar amapolas y dar vueltas en círculos sin sentido aparente.

Otro caso de animales que consumen drogas en el mundo natural reportado por New Scientist es el de las musarañas de Malasia. Estos mamíferos suelen atiborrarse de flores de la palma bertam, cuyo néctar fermenta hasta alcanzar una graduación alcohólica del 4%. Sin embargo, en este caso los animales no se emborrachan, sino que están adaptados para metabolizar rápidamente la mayor parte del alcohol que consumen y alojarlo en su pelaje.

Sin embargo, los problemas aparecen cuando los animales se intoxican por culpa de los humanos. Según un artículo publicado en la revista Science Direct, existen animales en los laboratorios a los que se los vuelve adictos a ciertas sustancias para “comprender mejor la neurociencia de la adicción a las drogas y traducir ese conocimiento en tratamientos efectivos para las personas con adicción”.

En otros ambientes, según reportó la National Geographic, “los casos de ingesta de drogas por parte de animales pueden explicarse por la curiosidad o simplemente por el hambre, y aunque la exposición accidental es frecuente, a menudo es el resultado del descuido o la crueldad humana”.

Varios estudios demuestran que en aquellos lugares donde el consumo de drogas en los humanos aumenta, los animales son más propensos a consumirlas y sufrir una intoxicación. En estos casos no solo se trata de drogas recreativas o ilegales, sino que también se relevaron casos de mascotas -como perros y gatos- que sufrieron ataques por la ingesta de fármacos recetados a sus dueños.

Tanto es así que en algunos países como España y Estados Unidos, suministrarle una droga a un animal por fuera de un tratamiento veterinario puede ser tipificado como delito de maltrato animal. Otro recordatorio de que las sustancias diseñadas para personas, lo son para animales.


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