El 14 de febrero se celebra San Valentín, y el cine ha contado a lo largo de su historia innumerables historias de amor y desamor.
Para San Valentín, una película romántica y emotiva es Diario de una Pasión, de 2004, con Rachel McAdams y Ryan Gosling, quien con este film se consagró como el galán de una generación.
En un residencial un hombre le lee a una mujer, que sufre de alzheimer, la historia de dos jóvenes de distintas clases sociales que se enamoraron y fueron separados por terceros. Tierna y lacrimógena.
Para los amantes de los clásicos: Titanic, de 1997. En el legendario barco se enamoran dos personas, también de distintas clases sociales. Leonardo Di Caprio y Kate Winslet quedaron inmortalizados en el film de James Cameron, que tiene una cautivante banda sonora, erotismo, acción y un final dramático.
En el medio, para balancear, una sátira de las clásicas comedias románticas.
¿No es romántico?, con la hilarante comediante británica Rabel Wilson. Trata sobre una soltera con una consideración del amor llena de cinismo que vive una pesadilla luego de un fuerte golpe en la cabeza al quedar atrapada en una comedia romántica, con todos sus clichés.
Para los que quieran ver la parte más oscura e indeseable del amor, hay otros títulos.
Atracción Fatal, que en 1987 dejó a muchos sin ningunas ganas de tener un affair extra matrimonial. El thriller psicológico de Adrian Lyne cuenta la historia de una terrible obsesión con excelentes actuaciones de Glenn Close y Michael Duglas.
Y por último, una distopía para reflexionar sobre los mandatos sociales y el amor: La Langosta, de Yorgos Lanthimos, de 2015. Colin Farrell interpreta a un hombre que se hospeda en un hotel donde la gente tiene 45 días para enamorarse o se convierte en un animal de su elección. Es graciosa y original en su planteo.
