Premio Nobel: ¿un legado de oro o un reconocimiento desfasado frente a la ciencia moderna?

Un informe de Facundo Macchi.

Desde el expresidente de Estados Unidos Barack Obama, pasando por el escritor Mario Vargas Llosa, hasta la monja Madre Teresa de Calcuta. Hace 119 años los premios Nobel reconocen anualmente a las figuras del mundo más destacadas en física, química, literatura, medicina y paz.

Para poder contar la historia de este galardón hay que viajar al umbral del siglo XX. Fue entonces donde los premios Nobel nacieron de la voluntad del inventor industrial sueco Alfred Nobel, conocido como el padre de la dinamita. Su objetivo, según dice un testamento firmado en París en 1895, un año antes de su muerte, fue el de legar una gran parte de su fortuna a quienes trabajaran por "un mundo mejor".

Según el documento, Nobel dejó un capital de más de 200 millones de euros. Este dinero debía repartirse cada año entre quienes en el transcurso del año anterior hubiesen llevado a cabo "el mayor beneficio a la humanidad".

Pero esta movida trajo varios inconvenientes en aquella época. Legalmente el testamento no designaba a un beneficiario de la fortuna, por lo cual miembros de la familia Nobel lo rechazaron e intentaron quedarse con el dinero.

Se necesitaron más de tres años para resolver esta cuestión con la creación de una Fundación Nobel encargada de administrar el capital de los premios, mientras que diferentes comités se ocuparían de la selección de los ganadores.

Entre guerras, premiados encarcelados o incidentes diplomáticos, los premios Nobel tienen una larga historia de imprevistos y contratiempos.

Los comités encargados de adjudicar los Nobel pueden decidir abstenerse. Los estatutos de la Fundación Nobel prevén esta posibilidad cuando ningún trabajo o descubrimiento es considerado digno de recompensa. En total, se dejaron de asignar 49 premios, especialmente el de la Paz, 16 veces.

Por su parte, y aunque Suecia fue neutral durante los dos conflictos, los comités del Nobel acostumbraron a hacer una pausa durante la Primera y, sobre todo, durante la Segunda Guerra Mundial. Tanto por razones morales como logísticas, pero también porque no tenían acceso a las publicaciones científicas.

Desde entonces los Nobel vienen siendo blanco de admiraciones, pero también de duras críticas que van desde la falta de mujeres reconocidas hasta los grandes ámbitos históricamente excluidos, como las matemáticas y las ciencias medioambientales.


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