"Toy Story 4" llegó a los cines del país con humor, acción, tensión, vértigo y nostalgia

La crítica de Carlos Dopico con una recomendación final importante.

Pasaron casi dos décadas y media desde que en 1995 irrumpió en la cartelera cinematográfica el primer largo de Pixar, Toy Story, y al mismo tiempo la primera cinta completamente animada de forma digital.

Si bien cada capítulo tiene una innegable mejora visual, desde al vamos esta ha sido una saga de calidad superior. Creatividad, emoción, humor, y precisión pedagógica en una superproducción.

A lo largo del tiempo las proezas han sido varias. Superar la original con la continuación, Toy Story 2 en el 99, sostener la integridad conceptual en 2010 para Toy Story 3 cuando Pixar ya estaba absorbida por Disney la casa del ratón,  y sobreponerse al alejamiento de John Lasseter, ex ceo de Pixar, director de las dos primeras y productor ejecutivo de la parte 3.

Pasaron más de 5 años para que el proyecto viera la luz, tras cambios de idea, de guión, y hasta realizador. Sin embargo, a pesar del temor general de que este capítulo fuese un gran error, teniendo además en cuenta el notable cierre del episodio anterior, el resultado es por demás alentador.

Se habla de un final de la saga, pero es difícil de creer que Disney quiera terminar con esta producción.

Cuentan que cuando John Lasseter, denunciado hoy por abuso sexual, ideó por primera vez esta odisea de muñecos, la pareja protagónica sería la de un músico de hojalata y un peluche ventrílocuo. Woody, el vaquero desgarbado era por entonces el villano del cuento. Sin embargo, en Toy Story el sheriff sin revolver, ha conformado la dupla fundamental junto a Buzz Lightyear.

En este cuarto episodio, Woody tiene el foco central. La cinta comienza rememorando la acción anterior y viaja 9 años en el tiempo cuando Bonnie, la niña que heredó los juguetes de Andy comienza su adaptación escolar.

Inmediatamente, el cowboy acude a su salvación y le acompaña en ese momento estremecedor dentro de la mochila. En esas primeras escenas es que el debutante Josh Cooler introduce a Forky, un simpático y disforme cuchador, un híbrido entre cuchara y tenedor que Bonnie confecciona con sus propias manos. Su inclusión no es la única novedad, ya que se integran al elenco Bunny y Ducky dos ocurrentes peluches, Gabby Gabby una antigua muñeca con fallas de fabrica que aterra y conmueve y un patético motociclista de nombre Duke Caboom que sumará destrezas y emoción a la cinta.

Siendo un producto de Disney, la corrección política comienza desde temprano con Bonnie, hija de inmigrantes, quitando la placa al sheriff y colocándosela a Jessie, la cowgirl que heredaron.

El empoderamiento femenino sigue con Bo Peep, la intrépida pastora de porcelana y su pequeña amiga policía y hasta Gabby Gabby y su séquito de Benson, las macabras marionetas.

La vulnerabilidad emocional de los protagonistas, tanto de los juguetes como las niñas es una de las características de esta cinta.

La lealtad, la aprehensión, la pertenencia, la libertad, la aceptación la fidelidad son alguno de los conceptos que redundan en esta cinta animada que seguro disfrutarán mayormente aquellos que al debut rondaban los 5 años y hoy superan la treintena.

Hay humor, acción, tensión, vértigo y nostalgia

Dura 1.40 y es apta para todo público.

Atención! hay varias escenas entre créditos por tanto no abandonar la butaca con urgencia es una recomendación.

por Carlos Dopico

 


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