Uruguay en pandemia: ¿Puede y debe gastar más?

Les proponemos escuchar pros y contras al respecto, y la palabra sobre el tema de la economista Tamara Schandy, socia de la consultora Exante.

En las últimas horas aumentó la discusión sobre los recursos que Uruguay destina a la pandemia, con énfasis en si debería o no otorgarse una renta básica para ayudar a los más afectados a sobrellevar la situación.

El senador y exministro Danilo Astori dijo que el gobierno no debería tener miedo a gastar más y estimó que 540 millones de dólares adicionales ayudarían a 300.000 personas. Eso implicaría casi duplicar los 650 millones de dólares que el Fondo Coronavirus destinó a la pandemia hasta el momento.

¿Puede y debe Uruguay gastar más? Les proponemos escuchar pros y contras al respecto, y la palabra sobre el tema de la economista Tamara Schandy, socia de la consultora Exante.

La pandemia afectó el funcionamiento normal del país y en particular la economía. Como consecuencia, el mercado de trabajo se complicó: el desempleo aumentó y las nuevas oportunidades laborales se redujeron. A su vez, creció la cantidad de personas en seguro de paro. Como consecuencia, hay más gente que pasó a estar por debajo de la línea de pobreza.

Esto dijo la economista Tamara Schandy:

Ante esta situación es natural pensar en destinar más y más recursos para ayudar. Pero gastar más significa endeudarse porque Uruguay hoy no tiene plata disponible. El país mantiene sus números en rojo.

Pensemos en por qué sí gastar más, tomando el camino de financiarse con deuda:

Uruguay tiene grado inversor y también un bajo riesgo país (es decir, el plus que debe pagar sobre los bonos del tesoro en Estados Unidos). En pocas palabras, conseguiría hoy endeudarse a tasas bajas.

Los inversores hoy están mirando nuevamente los mercados emergentes, que pagan mejores rendimientos, por lo que podría Uruguay atraer su atención.

A esto se suma que el país tiene un alto nivel de confianza, por su conducta de buen pagador a lo largo de los años.

Si no optara por los endeudarse con nuevos bonos y lo hiciera con organismos multilaterales, dispone de líneas contingentes ya asignadas, con bajas tasas, que puede activar rápidamente (como hizo al principio de la pandemia).

Ahora, los por qué no:

Uruguay tiene un déficit fiscal sostenido. Hoy es de 5,3% y la ministra Arbeleche adelantó que la meta de 2021 ya no se cumplirá.

El estado recauda menos y gasta más: la actividad económica cayó y con ella la recaudación de impuestos: desde el IVA que pagamos con las compras, el impuesto a la renta, las ganancias de las empresas. El BPS recauda menos aportes y gasta más en seguro de desempleo y pensiones.

Si aplicamos al camino de la deuda, hay que saber que la relación “cantidad de deuda sobre PIB” ya es alta y ya las agencias calificadoras le han llamado la atención al país. Es como una persona: entra en zona roja si se endeuda más de lo que puede producir porque peligra su capacidad de pago.

Todo esto pone en juego el preciado grado inversor, que Uruguay recuperó en 2012. Y aunque las agencias calificadoras están más empáticas y comprensibles porque todo el mundo está en general afectado por esta pandemia, no hay que subestimar el riesgo.

Schandy se refirió a la importancia de la credibilidad:

 

Al final de cuentas: deuda hoy son impuestos mañana y alguien deberá pagar.

Como ven, esta es decisión que presenta pros y contras y que específicamente considera las ventajas y desventajas considerando los aspectos económicos y no sanitarios.


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