"Esto no sale, es ladrillo, hay que contratar a una persona que venga con andamio, trabaje en altura, es un costo importante", lamentó una vecina.
Un edificio del barrio Cordón de Montevideo amaneció graffiteado en sus nueves pisos de altura. Ocurrió en la madrugada del martes en José Enrique Rodó y Minas. Días atrás ocurrió algo similar en Mercedes y Vázquez.
"Pasó a las 2:30 y nos enteramos en la mañana cuando los vecinos empezaron a salir a trabajar. Pedimos las cámaras y nos encontramos con cuatro personajes, tres en la vereda del frente, mirando y sacando fotos y uno escalando", narró Ana Paula López, residente del edificio Petrona Viera.
Valeria Mayada, también vecina del lugar, sumó: "No tenía ningún medio de seguridad, nada. Trepó por el ladrillo y lo usó como escalera".
El autor dejó una "firma" en la parte de abajo: "Dice 'Brasil' y un 'SP' que, creemos es San Pablo, y un '24'. Lo subieron a Instagram con los festejos, porque se abrazaban, sacaban fotos, y luego lo borraron", cuentan las vecinas.
"Esto no sale, es ladrillo, hay que contratar a una persona que venga con andamio, trabaje en altura, es un costo importante", lamenta Mayada, que cuenta que el edificio está "en reparaciones" y este "es un gasto que no estaba previsto".
"Es vandalismo e invasión a la propiedad privada", dice López. Ya se presentó denuncia en la seccional correspondiente y se adjuntaron los videos del hecho. Policía Científica trabajó el martes en el lugar para intentar levantar huellas dactilares del responsable en el primer piso. Además, dejaron una lata de pintura en la acera de enfrente que también es analizada.
Días atrás ocurrió algo similar en un edificio ubicado en Mercedes y Vázquez. Vecinos de la propiedad y comerciantes ubicados en la planta baja estiman que las pintadas se dieron durante la madrugada del sábado 30 de marzo, cuando varios habitantes del lugar no estaban presentes.
Las hipótesis de lo sucedido indican que los responsables subieron por el techo de la parada de ómnibus frente a la panadería, ubicada en la planta baja, y desde allí escalaron para acceder a los balcones: graffitearon en cinco de los seis pisos. El único lugar donde no lo hicieron fue en el cuarto, donde estaba la luz prendida y se escuchó música hasta la madrugada.
