El gobierno está considerando acuerdos de precios con los comerciantes.
La inflación volvió a estar en el centro de las miradas del equipo económico después de que el dólar subiera fuertemente y comenzara a repercutir en los precios de los bienes importados, encareciendo la canasta de consumo.
En este contexto, el gobierno busca acordar con los comercios una moderación en la suba de precios, pero está claro que este tipo de medidas son de corto plazo y no atacan el problema de fondo: un crecimiento de precios que sistemáticamente ha estado por encima de la meta propuesta por el gobierno.
Repasémoslo en una gráfica:
El gobierno se planteo que la inflación debía mantenerse entre 3 y 7%; luego incluso fue más estricto y propuso que se moviera de 4 a 6% anual, pero como pueden ver, ha parecido a una misión imposible.
El último pico de inflación se registró en marzo de 2014. En aquel momento, el gobierno anuncio “sacrificios tributarios” que incluyeron la reducción de IVA en frutas y verduras; acuerdos de precios con mayoristas y supermercados, renuncias en el cobro de impuestos en tarifas públicas (UTE y Antel), y reducción de la cuota mutual.
Pero hoy el panorama es distinto al de comienzos de 2014. El gobierno quiere realizar nuevamente acuerdos de precios con los supermercados y mayoristas pero no puede darse el lujo de rebajar tarifas, con la situación de pérdida que tienen las empresas publicas. Incluso acaba de aumentar la nafta por la situación precaria de ANCAP. Tampoco puede hacer sacrificios tributarios con un nivel de recaudación que no viene creciendo según lo esperado.
Por lo tanto, tenemos que esperar que la inflación se sitúe nuevamente por encima del 9%. Y lo que es más, el gobierno ya abrió el paraguas para que no se disparen los sueldos si la inflación sube a 10%: en las pautas que maneja para los consejos de salarios se compromete a ajustes automáticos solamente si el crecimiento de precios supera el 12%.
