La economía brasileña se ha convertido en una de las principales sombras que acechan la región.
Entre 2011 y 2014 el PBI brasileño creció a una tasa de apenas 1,2% anual y se estima que en este año directamente va a haber una caída de la producción. A esto se le suma una situación fiscal complicada que compromete la calificación de deuda del país.
El déficit fiscal de Brasil en 2014 fue de 6,75% del PBI. Cada vez sobra menos plata después de pagar los gastos y en 2014, directamente el resultado primario es negativo. Y el pago de intereses de deuda que cada vez es mayor porque el gobierno ha tenido que aumentar las tasas de interés.
En este contexto está claro que se necesita un ajuste muy fuerte para enderezar a la economía, pero el gobierno de Dilma Roussef está en su peor momento de popularidad, manchado por la sombra de la corrupción y por lo tanto será difícil implementar cambios.
¿Cómo nos afecta?
Brasil es nuestro principal socio comercial después de China. El año pasado le vendimos prácticamente la quinta parte de nuestras exportaciones. Pero en lo que va del año, las ventas a este destino vienen cayendo más de 12%.
Como si esto fuera poco, la cotización de dólar en Brasil está creciendo mucho mas aceleradamente que en Uruguay, por lo cual perdemos competitividad.
En suma, Brasil no solo está lejos de consolidarse como el motor de crecimiento de esta región, sino que además sus problemas económicos tendrán efectos negativos en el crecimiento de Uruguay.
