OSE indicó cuánto tiene que llover para "empezar a recuperar" los embalses que utiliza e informó que cerró 600 lavaderos informales

“Creo que habrá un planteo de publicar los datos sobre el agua. OSE hace ocho millones de análisis por año sobre parámetros. Producimos 1.000 millones de litros por día para más de 600 lugares”, señaló Arturo Castagnino.

El fin de semana llovió, pero la cantidad de agua que cayó no movió la aguja para modificar la crisis hídrica que enfrenta Uruguay.

En rueda de prensa de este lunes, el gerente general de OSE, Arturo Castagnino, explicó que “para empezar a recuperar” los embalses de los que se alimenta la planta potabilizadora de Aguas Corrientes tiene que llover “más o menos unos 40-50 milímetros”, sobre todo en de Paso Severino. 

Durante la noche del viernes, en Montevideo, por ejemplo, se registró una máxima de 12,5 milímetros, pero una estimación promedio de 8,7 milímetros. En Canelones, en tanto, se constató una máxima de 10,7 milímetros y un promedio de 7,1 milímetros. Y si se mira al río Santa Lucía, la principal fuente de agua dulce para la planta potabilizadora de Aguas Corrientes -que abastece a toda la zona metropolitana-, allí se registró un promedio de 5,2 milímetros de lluvias.

Más allá de las cantidades, el gerente general de OSE dijo que “la clave es que llueva en forma intensa en un breve lapso, de manera de que el escurrimiento al embalse sea rápido”.

El Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) prevé que en lo que queda de mayo se den al menos dos episodios de lluvias: el miércoles 24 y el jueves 25, y el domingo 28 y lunes 29, distintos modelos pronostican lluvias que oscilan entre los 20 y los 50 milímetros. Esas precipitaciones sí podrían comenzar a cambiar la situación.

En cualquier caso, desde OSE insisten en que van a “mantener el abastecimiento hasta que llueva”. “Para eso estamos utilizando el agua que proviene del río de la Plata y también agua subterránea de ambos lados del Santa Lucía. Desde noviembre de 2022 fue la última vez que paso Severino estuvo lleno. Estamos haciendo todo para mantener el abastecimiento en las condiciones actuales”, dijo Castagnino.

La nueva represa y el aporte de las desalinizadoras

Una de las medidas del gobierno para hacer frente a esta situación es la construcción de una nueva reserva, con una represa provisoria de emergencia en la zona de Belastiquí, en el límite entre San José y Canelones.

Las obras en Belastiquí ya comenzaron hace tres días, dijo el gerente general de OSE, y anticipó que estarán prontas esta semana.

“Hemos instalado cuatro bombas, y en pocos días podríamos tener una capacidad de bombeo hacia aguas arriba de prácticamente el consumo diario de la región metropolitana. Con la obra de la presa de Belastiquí vamos a hacer una barrera de intrusión salina. También estamos pensando un trasvase desde río San José si esto se prolonga”, apuntó.

La represa de Belastiquí es “una presa de tierra”, en la que se instalará además infraestructura hidráulica. “Las máquinas van a permanecer ahí hasta que podamos poner las tuberías que van a permitir el pasaje de agua de un lado a otro, y las válvulas de retención para evitar que el agua retroceda”, explicó Castagnino.

En tanto, el gobierno también compró una planta desalinizadora que buscará producir agua potable con un nivel de cloruro y sodio menor al actual. “Se va a traer desde Estados Unidos y tiene un caudal de 150.000 metros cúbicos por día.  Se puede conectar directo al agua corriente”, dijo Castagnino.

A esa planta se le suma la de UTE en Punta del Tigre, San José, “que es bastante grande”: da seis millones de litros por día, unos 300 metros cúbicos por hora.

Para poder destruir esa agua, OSE está en “proceso de contratación de casi todos los camiones cisterna que son capaces de transportar agua, que son unos 30-35”. “Y tenemos los camiones nuestros. Estamos preparando toda la logística como para poder estar en condiciones. En algunos hospitales, como el Maciel, ya estamos abasteciendo”, explicó el jerarca, y agregó que también están adquiriendo tanques para instalar en escuelas, incluso “pensando ya en el futuro”, porque “eso le quedaría como para tener una reserva de agua si hubiera algún inconveniente”. 

La calidad del agua y la polémica por los lavaderos

Uno de los reclamos hechos de la oposición política tiene que ver con que OSE haga públicos sus controles diarios sobre la calidad del agua y los parámetros vinculados a la cantidad de cloruros y sodio.

En este sentido, el gerente general de OSE afirmó que el directorio se apresta a discutir el tema. “Creo que habrá un planteo de publicar los datos sobre el agua. OSE hace ocho millones de análisis por año sobre parámetros. Producimos 1.000 millones de litros por día para más de 600 lugares”, señaló.

En tanto, el gerente general de la empresa pública también fue consultado sobre la prohibición a los lavaderos informales de utilizar agua de OSE, algo que generó rechazo en el grupo afectado y reclamos de poder seguir trabajando.

“La población se ha comportado muy bien. Se han hecho unas 1.200 inspecciones a raíz de denuncias. Se han hecho unos 600 cortes, pero siempre a lavadores irregulares, no cortes a servicios regulares”, dijo Castagnino. Entre marzo y abril, OSE cortó el suministro de agua a casi 400 lavaderos clandestinos, la mayoría en la capital del país.

“El consumo diario de la población bajó. Las restricciones comenzaron el 11 de febrero, cuando teníamos un consumo de unos 700.000 metros cúbicos por día. Y ahí logramos bajar en verano unos 20.000 metros cúbicos. Ahora tenemos un consumo bastante bajo, de 520.000 metros cúbicos”, agregó Castagnino.


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